CAPITULO 8

LOS ESCRIBAS Y LOS RABBIS

I.          PRESENTACIÓN DEL ORIGEN DE LOS ESCRIBAS Y LOS RABBIS.

            Desde tiempos inmemorables, en el Oriente escribas profesionales sirvieron eficazmente como secretarios públicos. En el antiguo Israel, un escriba era empleado para escribir los dictados de otro.

           

            «Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que Jehová le había hablado.

            Y Baruc les dijo: El me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro.

            Y tomó Jeremías otro rollo y lo dió a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim Rey de Juda; y aún fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes.» (Jeremías 36:4, 18, 32)

           

            Sin embargo, los escribas que encontramos en el Nuevo Testamento desempeñaban una clase de trabajo completamente diferente. El cambio de un trabajo secular, a una función religiosa, sucedió durante el exilio y después del exilio. Mientras duró el cautiverio en Babilonia la casta sacerdotal fue especialista y guardiana de la ley Mosaica. El más notable de estos antiguos escribas fue un sacerdote llamado Esdras.

           

            «Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.» (Nehemías 8:9)

           

            Esdras conocía muy bien la Ley de

Moisés y había fijado sus pensamientos en estudiar la Ley del Señor, y en hacer y enseñar sus estatutos y ordenanzas en Israel.

           

            «Este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.

            Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.» (Esdras 7:6, 10)

           

            En este aspecto, él es el prototipo de los escribas de la época del Nuevo Testamento, quienes fueron intérprete

s profesionales y profesores del Antiguo Testamento.

            En los evangelios, los escribas son a veces llamados «doctores» es decir, expertos en la Sagrada Ley Mosaica, la cual era en teoría la única legislación civil y religiosa, que gobernaba al pueblo judío. También ocasionalmente fueron llamados «profesores de la ley», o simplemente, «maestros.» Es fácil entender mo las personas en tal ocupación llegaron a ocupar una alta posición en la estima del pueblo. Sus servicios fueron solicitados no solamente en Jerusalén, sino también en las villas y pueblos a través de Judea y Galilea.

           

            «Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los Fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar.» (Lucas 5:17)

           

            Los títulos que fueron dados a los escribas indican el gran respeto que el pueblo en sí tenía por ellos. El título más común fue la apelación hebrea RABBI, que significa literalmente, «el grande». Justamente en el período siguiente a los tiempos del Nuevo Testamento, este modo de apelación lle a ser un título que fue usado no solamente para los escribas, sino en una forma descriptiva de ellos.

Otros títulos comunes usados con respecto a ellos fueron, «maestro» y «profesor».

            Los escribas exigían de sus estudiantes la máxima reverencia, más allá aún del respeto a los padres. De acuerdo a su razonamiento, el padre únicamente ha traído su hijo al mundo, mientras que el maestro que instruye al alumno en sabiduría divina, lleva al hijo hacia la vida más allá de la muerte.

            Todas las labores de los escribas, fueran educacionales o judiciales, eran gratuitas. Por eso, además de enseñar y transmitir la ley, los escribas judíos tenían que tener otro medio de subsistencia. Así, vemos que el oficio del astol Pablo fue fabricar tiendas.

           

            «Y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.» (Hechos 18:3)

           

            Otros rabbis eran labradores de piedras, trabajaban el cuero, eran carpinteros, etc.

           

            La mayoría de los escribas pertenecían al partido de

los fariseos, por frases como:

           

            «Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores?» (Marcos 2:16)

            «Y hubo un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: ningún mal hallamos en este hombre; que un espíritu le ha hablado, o un ángel, no resistamos a Dios.» (Hechos 23:9)

           

            Generalmente se indica que habían escribas con otras afiliaciones sectarias, tales como los escribas saduceos. La frase, «escribas y fariseos,» encontrada frecuentemente en Mateo y Lucas, refleja la prominencia del status de los miembros profesionales del partido fariseo sobre aquellos que no eran profesionales. Así, no todos los fariseos eran escribas; ni, al contrario, todos los escribas eran miembros de la secta farisea.

            II. LAS OBLIGACIONES DE LOS ESCRIBAS Y SUS MÉTODOS DE ENSE\ANZA.

           

            El empleo profesional de los escribas era triple. Ellos estaban preocupados por:

            1. Un cuidadoso desarrollo teórico de la ley;

           

            2. La enseñanza de la ley a sus estudiantes;

           

            3. La administración práctica de la ley, pronunciando decisiones legales.

            Cada uno de estos aspectos de su trabajo, merita mayor estudio.

           

1. El Desarrollo Teórico De La Ley:

           

            En adición a los Diez mandamientos, el Antiguo Testamento contiene muchos otros preceptos y estatutos. Los escribas contaron un total de los mandamientos; 248 de ellos fueron positivos y 365 negativos. Algunas de las leyes mosaicas estaban expresadas en términos muy generales, las cuales necesitaban ser más explícitas y particulares.

            Así, a fin de obedecer el mandamiento que prohibía trabajar en el día sábado, la persona necesitaba saber qué actividades eran trabajo y cuales no.

           

            «Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en el obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santifi.» (Exodo 20:8-11)

           

            Obviamente, por ejemplo, desgranar trigo y alzar carga en el día sábado era trabajo y por eso, prohibido. Pero muchas otras actividades podían encontrarse en la misma categoría, y éstas necesitaron una determinación a fin de evitar la violación del mandamiento Divino. Durante el curso de los siglos, decidieron que a una persona se le permitiera pasar por un campo de trigo en el día sábado siempre y cuando el grano estuviera a la altura del tobillo. Pero, si estaba hasta la rodilla no se podía, porque las piernas tocaban las semillas del trigo, y por tal acción, algunas se desgranaban.

            Un medicamento se podía aplicar el día sábado para prevenir que empeorara, pero no para curar. También, si alguien tenía un algodón colocado en su oído y se caía, no podía alzarlo porque esto constituía alzar una carga. Incluso, acciones que no eran prohibidas en sí, fueron prohibidas en el día sábado porque podían ofrecer la ocasión para hacer una labor. Así por ejemplo, a una mujer le era prohibido mirarse en un espejo porque si de pronto veía una cana, estaba tentada a quitársela, lo cual involucraba trabajo.

            Cuando una regla de la legislación resultó muy restringida, los escribas se ingeniaron maneras de solucionar tal inconveniente. Así, vemos que en el camino de un día de reposo (Hechos 1:12) no les era permitido andar más allá de su vivienda (la máxima distancia fue aproximadamente 3/5 de milla o un poco menos que un kilómetro). Eventualmente, sin embargo, los escribas inventaron maneras de permitir un viaje doble de esta distancia. Por ejemplo, si en el límite de su viaje en el día de reposo, un hombre depositaba alimentos para dos comidas; en el día sábado, él podía viajar hasta el punto que constituía como parte de su habitación; y luego, proseguir una distancia igual.

            Aún los problemas más triviales fueron debatidos por los escribas con ahin. Se pusieron de acuerdo en que si alguien tiraba un objeto al aire y lo recogía con la misma mano, había violado el mandamiento del sábado, pero hubo duda de la culpabilidad si el objeto era tirado al aire con una mano y recogido con la otra. Aunque tales discusiones entre los escribas pueden parecer inútiles y poco serias, no debe olvidarse que la determinación de los fariseos de obedecer todos los mandamientos de Dios los llevó a buscar aún los más mínimos detalles para saber si se violaba la ley Divina o no, como fue interpretado por las decisiones de los escribas. El cuerpo acumulado de tales pronunciamientos legales fue llamado: «Las tradiciones de los ancianos.»

           

« Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Por qué no se tu humano. Guiados por Dios a regresar de Egipto, José llevó su familia a Nazaret que estaba bajo el dominio de Herodes Antipas y no de Arquelao.

           

Estas cosas no sucedieron por casualidad. Dios sabía lo que iba a pasar antes de que mandara a Su Hijo a este mundo. (1) El viaje a Egipto llenó una profecía (Mateo 2:15); (2) La muerte de los infantes en Belén llenó la profecía de Jeremías (Mateo 2:17-18); (3) La morada de la familia de Jesús en Nazaret llenó Mateo 2:23. Así que, todo lo involucrado en la encarnación fue llevado a cabo de acuerdo a un plan divino predestinado.