SECCION II

LA VIDA DE CRISTO

CAPITULO 12

LAS FUENTES PARA NUESTROS CONOCIMIENTOS ACERCA DE LA VIDA Y ENSEÑANZAS DE CRISTO
 
 

Las fuentes para nuestros conocimientos de la vida y enseñanzas de Jesucristo están en dos categorías: (1) los escritos por autores no-cristianos de los primeros siglos de la era cristiana, y (2) los escritos por creyentes cristianos. Sin embargo, para un historiador utilizar estos materiales primero necesita examinarlos criticamente; es decir, debe investigar los detalles como fechas, y autores, las fuentes orales y escritas utilizadas por los autores, la posible modificación de los materiales durante su transmisión oral, los intereses especiales o prejuicios del autor, etc.

LAS FUENTES NO CRISTIANAS, TANTO JUDIAS COMO PAGANAS
 
 

Las fuentes no cristianas de materiales concernientes a Jesús para testimonio de su existencia histórica, los hechos básicos de su ministerio público y su muerte bajo Pilato, el procurador de Judea, no son claras ni detalladas.

A. LAS FUENTES JUDIAS QUE SE REFIEREN A LA VIDA DE JESUCRISTO

1. FLAVIO JOSEFO
 
 

Dentro de los primeros escritores no-cristianos que testifican acerca de la historia de Jesucristo, encontramos al historiador judío Flavio Josefo. El nació aproximadamente en el año 37 o 38 D. C. Era hijo de un renombrado judío llamado Matías, y reclamó ser descendiente directo de la dinastía Asmoniana. Durante sus primeros 20 años, Josefo pasó 3 años con los esenios bajo la guía espiritual de Banus, un excéntrico hermita. A la edad de 19 años se un al partido de los fariseos, quedando por lo menos de nombre como miembro de este grupo hasta su muerte, aproximadamente en el año 100 D. C. Tenía una personalidad no muy atractiva. Los miembros de la aristocracia sacerdotal eran oportunistas; se acomodaban a si mismos al yugo romano. El era vano, orgulloso de sí mismo y muy obstinado. En su autobiografía incluye con demasiada vanidad detalles completos acerca de sí mismo. Según él, cuando era un niño de 14 años, estaba tan avanzado en el aprendizaje que los principales sacerdotes y expertos de Jerusalén venían a él con regularidad para pedirle información precisa acerca de alguna ley judía.

Durante la revolución judía causante de la caída de Jerusalén en 70 D. C., Josefo aconsejó a la gente rendirse a los romanos. Cuando fue incapaz de persuadirlos de su resistencia fanática e inútil, se trasladó a Roma y vivió como amigo y pensionado del Emperador Vespasiano, tomando en adopción su apellido.

Mientras estuvo en Roma se dedico a escribir obras literarias, y aproximadamente en el año 77 D. C. publicó «La Historia de la Guerra Judía contra los Romanos». Dieciséis años más tarde terminó su gran obra, la célebre «Antigüedades del Pueblo Judío.» Esta extensiva obra consta de 20 libros sobre la historia de los Judíos desde los tiempos antiguos. Josefo empieza con la creación del mundo y rastrea los sucesos de los judíos a través de los siglos hasta su propia decadencia (93 D. C.) Además, publicó su autobiografía un poco antes de su muerte. También escribió una tesis llamada «Contra Apion», en la cual se defendió a sí mismo y a sus paisanos contra el anti-semitismo de gentiles antagonistas tales como Apión. Apión fue un crítico literario, quien se burlaba de las reclamaciones judías en su «Historia en Egipto».

En resumidas cuentas, este autor dio testimonio primario no-cristiano acerca de la existencia de Jesús y de Sus seguidores. En el libro «Antigüedades de los Judíos» (Antiquities of the Jews) hay dos pasajes referentes a Jesús. El más extenso se encuentra en el libro XVIII,iii,3 y es el siguiente:

«Acerca de este tiempo (después de un altercado entre Pilato y los judíos sobre el uso de los fondos del Templo en la construcción del acueducto en Jerusalén) Jesús, un hombre sabio, si en verdad se puede llamar a El un hombre. Porque El era un hacedor de hechos maravillosos, un maestro de hombres felizmente recibiendo la verdad. Muchas personas le sugirieron tanto judíos como también gentiles. El era el Cristo. Y cuando Pilato basado en una acusación de los hombres principales entre nosotros, lo condenó a la cruz, aquellos que lo habían amado en el principio no cesaron de amarlo, porque El se les apareció vivo al tercer día después de su muerte. Los profetas habían predecido esto y diez mil otras maravillosas cosas acerca de El. Y aún hasta hoy en día, la raza cristiana, quien está nombrada desde El, no ha cesado de existir.»

En otro lugar en las Antigüedades, Josefo menciono el juzgamiento de Santiago, uno de los caudillos cristianos, en frente del Sanedrín. (XX.ix.1). En este pasaje, Josefo identifica a Santiago como «el hermano de Jesús, el supuesto Cristo.»

El significado de estos dos pasajes ha sido debatido por los historiadores. Por un lado se indica que las declaraciones «El era el Cristo», y las referencias acerca de su resurrección, la posibilidad de que El era más que un simple humano, están en completa contradicción con lo esperado en un escritor no-cristiano. Además, aunque Eusebio, un historiador cristiano del cuarto siglo, aceptó el testimonio de Josefo, otros autores no lo aceptaron. Por ejemplo, otro escritor cristiano, Origen, quien vivió en la primera parte del tercer siglo, parece ser que no sabía acerca de esta parte del pasaje escrito por Josefo. El declaró enfáticamente que Josefo siendo dio, no creyó que Jesús era el Cristo. Muchos expertos por eso concluyen que en una época antes del cuarto siglo, el pasaje en las Antigüedades fue arreglado por algunos escribas cristianos cuando estaban copiando las obras de Josefo. Sin embargo, otros expertos afirman que el estilo literario es exactamente como el de Josefo.

No es nuestra meta entrar en un largo debate entre los posibles pros y contras de la obra de Josefo. Lo importante es saber que existen diferentes opiniones acerca de estas obras. Para nuestro estudio es suficiente, simplemente probar la existencia de Jesús sobre la tierra por medio de los[ó escritos de un autor no-cristiano.

2. EL TALMUD BABILÓNICO

El Talmud Babilónico es otro escrito judío no-cristiano acerca de Jesús y sus seguidores. Este fue escrito en el siglo quinto y contiene una acumulación de muchos materiales tempranos. Algunos retroceden hacia el primer siglo cristiano. Dentro de esta colección amplia de las tradiciones judías, existen unas cuantas referencias a Jesús, algunas demasiado distorsionadas, reflejando la hostilidad caracterizada por ambos, cristianos y judíos en sus relaciones el uno con el otro.

El Talmud tiene las siguientes declaraciones acerca del fundador de la cristiandad:

1. Jesús, bajo el nombre de Ben Pandera (esto es, hijo de Pandera), supuestamente nació natural, su madre seducido por un hombre llamado Pandera.

2. Jesús estuvo en Egipto, donde aprendió magia, y por eso era capaz de hacer muchas cosas maravillosas con el fin de engañar a la gente.

3. El se llamó a sí mismo «Dios».

4. El fue juzgado por el sanedrín como un engañador y maestro de falsas ideas.

5. El fue ejecutado en la tarde de la Pascua, crucificado o (como lo declara una tradición alterna) apedreado y luego colgado).

6. El tenía cinco discípulos: Matthai, Neqai, Netzer, Buni y Thodah.

Ambos, los judíos y los expertos en este estudio admiten que estas tradiciones del Talmud no añaden nada nuevo a la historia auténtica de Jesús presentada en los evangelios. En general, el Talmud confirma el testimonio, aún hostil, de que Jesús de Nazaret realmente existió. Aunque ellos atribuyen sus conocimientos de magia, es bueno anotar que por lo menos el Talmud se refiere al poder para hacer milagros. Anota especialmente su afirmación de ser el Divino hijo de Dios. El difamatorio recuento acerca de su nacimiento parece reflejar el conocimiento de la tradición cristiana de que Jesús era el hijo de María virgen. La palabra «VIRGEN» en griego es «PARTHENOS» y es distorsionada hacia el nombre de «PANADERA».

B. LAS FUENTES PAGANAS QUE SE REFIEREN A LA VIDA DE JESUCRISTO:

1. PLINIO EL MENOR, autor latino.

El autor latino que menciona a Cristo es Plinio el Menor (62-117 D. C.). Plinio era gobernador de Bitinia, una provincia romana en Asia Menor. El consultó con el emperador Trajano acerca de qué hacer con el tremendo incremento de cristianos a través de su provincia. Esta situación trajo una serie de consecuencias económicas por las ventas bajas de animales designados como sacrificios en los templos paganos. En esa carta a Trajano (aproximadamente 112 D. C., Epístola. X,96), Plinio explicó que los cristianos estaban acostumbra dos a reunirse sistemáticamente en un día fijo para «cantar antifionalmente un himno a Cristo como si fuera un dios». (carmen Christo quasi deo dicere secum invicem).

2. TACITO, historiador Romano.

La evidencia de Tácito (55-117 D. C.) es aún más explícita. Aproximadamente en el año 115 D. C., él escribió su célebre «ANNALS»; una obra viva y concisa, en donde describe la persecución de los cristianos en Roma. El dice que Nerón hizo el gran incendio a prosito y destruyó la mitad de la ciudad de Roma en 64 D.C. Luego, trató de culpar de la catástrofe a los cristianos, llevándolos a sufrir las más horribles torturas, tales como sumergirlos en asfalto y luego prenderles fuego para alumbrar su estadio en la noche, oponer feroces animales salvajes para cazarlos en la arena. Según Tácito, el nombre de los cristianos se originó de la persona llamada Christus (Cristo), quien fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato durante el reinado del emperador Tiberio. (Annals, XV.)

El testimonio pagano de este autor acerca de la historia de Cristo es de suprema importancia. Tácito es conocido universalmente como uno de los más confiables historiadores romanos. Su pasión para contar las cosas serias y correctas era muy raro en su época. Es significativo que él fija la fecha de la muerte de Jesús en términos no solamente del emperador sino también del procurador de Judea, Poncio Pilato.

3. SUETONIO, autor Romano

Suetonio (10-110 D. C.), habla brevemente de Cristo y los cristianos. Mientras fue secretario del emperador Hadian y teniendo acceso a los archivos oficiales, escribió una historia popular con el título «La vida de los doce Cesares» (The lives of the Twelve Ceasars). Esta obra fue publicada más o menos en el año 120 D. C. y está en un estilo biográfico, describiendo los chismes y delicias acerca de los emperadores. En la sección sobre Nerón (capítulo XVI), Suetonio dice que este emperador «infligió castigos a los cristianos, una nueva secta que profesaba una revoltosa superstición». Cuando habla del emperador Claudio (Cap. XXV), él explica la expulsión de los judíos de Roma. El escribe, «Quienes constantemente habían estado causando problemas bajo la influencia de Chrestus». Probablemente, los disturbios resultaron del conflicto entre los judíos y los cristianos. El error en el nombre «Christus» es entendido por parte de un autor pagano quien obviamente tenía muy poco interés o simpatía por esta nueva secta.

CONCLUSION Y RESUMEN

El testimonio preservado, de los autores no cristianos concerniente a Jesús, no es intensivo. Sin embargo, esto no debe causar sorpresa. Los sofisticados autores romanos de los primeros siglos no tenían ninguna razón para estar interesados en Jesús. Lo que ocurría en un rincón remoto del gran imperio, concerniente a la despreciada raza judía, no tenía la misma importancia cuando era comparada con los otros tópicos del vasto Imperio Romano. En cuanto a Josefo, habían consideraciones especiales por las cuales él no escribió más acerca de Jesús. Al escribir sus libros para los lectores romanos, es natural que con el prosito de exaltar y defender su pueblo, no pudo decir mucho acerca de un traidor mesiánico, cuyas actividades servían solamente para crear disturbios a la STATUS QUO, y posiblemente traer una mayor condenación contra la nación Judía.

Los testimonios primitivos no-cristianos acerca de Jesús, aunque muy pocos, son suficientes para probar que

El fue una figura histórica. También prueban que El vivió en Palestina en los años tempranos del primer siglo y que tenía un grupo de seguidores.