CAPITULO 36

EL TERCER VIAJE MISIONERO DE PABLO



Aunque Pablo necesitaba descansar después de su anterior viaje, él no lo hizo. Sentía su profundo llamamiento de ser apóstol a los gentiles. Sentía que había sido comisionado por Dios, como lo declaró en I Cor. 9:16, "Ay de mi si no anunciare el evangelio". Pocos meses después de su regreso a Antioquía, Pablo empezó su tercer viaje misionero (Probablemente en el año 54 D.C.). El, primero fue a un lugar en la región de Galacia y Frigia para fortalecer a todos los discípulos (Hechos 18:23). Después fue a Efeso.

Efeso era la capital de la provincia Roman de Asia, situada al occidente de la costa de Asia Menor. Era una de las ciudades más influyentes en la ruta del comercio que pasaba por Roma de occidente a oriente. Su teatro al aire libre podía acomodar 24.500 espectadores, y su templo de mármol de la diosa Artemis, con una área de casi 10.000 pies cuadrados, era una de las 7 maravillas del mundo antiguo. En vista de la importancia estratégica de Efeso, es comprensible el por qué Pablo la hizo el centro de sus operaciones durante tres años (Hechos 20:31).

La obra de Pablo en Efeso siguió la misma matriz. Después de su iniciación predicando en las sinagogas, él levantó antagonismo. (Hechos 19:8-9). Alquiló un auditorio de un retórico llamado Tiranus y ahí diariamente predicaba el evangelio a las 11 de la mañana y a las 4 de la tarde. Estas eran las únicas 2 horas disponibles, porque el filósofo hacía lecturas en la mañana y era únicamente cuando terminaba la clase que el auditorio estaba disponible. Además, el apóstol ganó su pan diario trabajando el resto del tiempo. Terminaba una hora antes del mediodía y en la tarde ya estaba libre para predicar.

Pablo duró dos años trabajando totalmente la provincia de Asia, logrando un ministerio fructífero (Hechos 19:1-20). Por medio de Hechos podemos ver la cantidad de supersticiones, magia negra y astrología que tenía la población. Uno de los momentos dramáticos del apóstol fue cuando los practicantes de magia negra quemaron sus encantos delante de él (Hechos 19:19). Una de las maravillas en la historia de la cristiandad, en su combate contra la ignorancia y supersticiones fue lograda en esta parte del ministerio del apóstol Pablo.

Era en esto que él estaba ocupado en Efeso cuando le llegaron malas noticias desde Galacia. Los Judíos Cristianos agitadores habían entrado en las iglesias de Galacia y enseñaban a los conversos de Pablo, que era necesaria la ley mosaica y el tener fé en Cristo, para asegurar el favor de Dios. Entendiendo esta herejía judaica, Pablo envió su carta apasionada en la cual presente la primera declaración formal y discusión de las doctrinas de la gracia y justificación por medio de la fé.

Mientras que Pablo estaba en Efeso, la noticia de la condición de la iglesia en Corinto también le ocasionó mucha ansiedad. Para contestar las preguntas de los de la Iglesia de Corinto él escribió una carta que ahora está perdida, concerniente a los creyentes de la sociedad pagana (I Cor. 5:9).

NOTA : Algunos expertos dicen que un fragmento de esta carta se conserva en II Cor. 6:14 hasta capítulo 7:1. Es una sección que interpreta el pensamiento del tema en cuestión.

Sin embargo, los siguientes reportes muestran problemas más serios que habían surgido en la iglesia de Corinto. Cuando recordamos la reputación de los Corintios, como si fueran el pozo séptico de Grecia y las circunstancias de que muchos de los primeros conversos de la iglesia en Corinto habían llegado de una sociedad baja, entonces no es sorprendente que después de la salida de Pablo, las irregularidades en ética y doctrina habían llegado. A fin de enderezar los pensamientos de ellos, Pablo escribió e libro de I Corintios. En este libro vemos la inmensa fé de Pablo para combatir tantos desórdenes, explicar como él había llegado a la fé y vida cristiana en una forma práctica, y como estaba seguro que el cuidado providencial de Dios y el amor prevalecería aún sobre los defectos.

Con esta carta, no terminó la ansiedad del apóstol con la iglesia en Corinto. Parece que la carta era demasiado amable. De todos modos, no tuvo el efecto deseado. Muchos piensan que Pablo, después de escribir I Corintios, él personalmente hizo una visita con propósitos disciplinarios (II Cor. 12:14; 13:1). Después de esta supuesta visita, cuando él regresó a Efeso, todavía estaba muy preocupado. Consciente de su fracaso para arreglar la crisis, parece que Pablo mandó una carta brusca y fuerte por medio de Tito, advirtiendo a los Corintios que él tal vez regresaría.

NOTA: Lo que ahora es II Cor. 10:1 a 13:10 puede haber sido parte de esta carta severa a que se refiere II Cor. 2:3-4; 7:8.

Pablo dejó Efeso lleno de ansiedad acerca de los efectos de su carta severa, yendo hacia Troas, y luego a Macedonia donde se encontró con Tito quien le reportó que los Corintios habían repudiado y castigado a los miembros rebeldes y que la crisis había terminado (II Cor. 2:12-13; 7:5-16 ). El apóstol, regocijado por esta noticia escribió otra carta enviándola con Tito a la iglesia de Corinto. Esta carta, tal vez la cuarta, parece haber sido preservada y hoy está en II Cor. 1:1 a 9:15 y 13:11 - 14.

Desde Macedonia, Pablo fue a Corinto donde se quedó tres meses (Hechos 20: 2- 3). Lucas no narra incidentes de su estadía en Corinto posiblemente en el invierno 57 a 58 D.C. Es probable que durante esta visita el apóstol terminara la disciplina y organización de la iglesia. Fue en esta visita que Pablo escribió la carta a los Romanos. En este libro el apóstol cuenta la concepción completa de la cristiandad como camino para la salvación. A través de sus páginas podemos ver el evangelio que estaba siendo predicado a la capital del mundo y que los cristianos Romanos poseían los dones del espíritu y una cantidad de organización (Rom. 12: 6-8). Sin embargo, la carta no fue dirigida a la iglesia en Roma sino a todos los santos en Roma y una fraseología que sugiere que su organización no había sido compactada todavía.

Los principios de la cristiandad en Roma no son claros. Es posible que algunos de sus visitantes (Hechos 2:10) los llevaran desde Jerusalén. También es posible que algunos de los apóstoles después de la muerte de Esteban viajaran hacia Italia (Hechos 8:4). Aunque Pablo nunca había visitado a Roma como un ministro a los Gentiles, él evidentemente consideró la iglesia de allá bajo su guía y cuidado (Rom. 15:15-16). El había deseado predicar en Roma (Hechos 19Ñ21; II Cor. 16:20), y de ahí ir a España )Rom. 1:13). Ahora que era cuando él estaba a punto de regresar a Jerusalén con una ofrenda liberal para los cristianos Judíos pobres, escribe una carta para preparar el camino de una pronta visita.

Como los cristianos de Roma nunca habían visto su cara y lo conocían únicamente por su reputación, Pablo sin duda sentía que él debía darles un relato de las formas de sus enseñanzas. Algo más completo, como una congregación que él mismo había establecido, también lo explicó. Por eso, resulta que la carta a los romanos es una tesis presentando las enseñanzas de Pablo.

Ayudado por amigos de las iglesias gentiles, Pablo inició su último viaje a Jerusalén (Hechos 20:4). En Filipos (Hechos 20:6) él escribe el viaje en detalles considerables (Hechos 20:7).

En Tiro y de nuevo en Cesárea, en donde se detuvo a visitar a un grupo de creyentes cristianos (Hechos 21:12) Pablo fue advertido de los peligros levantados por los Judíos antagonistas y los cristianos judíos que iba a enfrentar en Jerusalén. Pero él insistió contra todos los esfuerzos por desanimarlo y al fin llegó a Jerusalén. Así completó lo que se llama el tercer viaje misionero de Pablo el cual contempla desde el año 54 a 58 D.C.