1. Las Escrituras

Creemos que la Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados, y que es tesoro perfecto de instrucción celestial;que tiene a Dios por autor, por objeto la salvación, y por contenido la verdad sin mezcla ninguna de error,que revela los principios según los cuales Dios nos juzgará;siendo por lo mismo, y habiendo de serlo hasta la consumación de los siglos, centro verdadero de la unión cris­tiana, y norma suprema a la cual se debe sujetar todo juicio que se forme de la conducta, las creencias y las opiniones humanas.

1 II Timoteo 3:16, 17. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en jus­ticia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. También II Pedro 1:21; II Samuel 23:2; Hechos 1:16.

2 Proverbios 30:5, 6. Toda palabra de Dios es limpia; él es escudo a los que en él esperan. No atiadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso. También Juan 17:17; Romanos 3:4; Apocalipsis 22:18, 19.

Romanos 2:12. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán. Juan 12:47, 48. Al que oye mis palabras . . . la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. También I Corintios 4:3, 4; Lucas 10:10-1612:47, 48.

II.El Dios Verdadero

Creemos que las Escrituras enseñan que hay un Dios viviente y verdadero, y solamente éste; Espíritu infinito e inteligente, cuyo nom­bre es JEHOVA, Hacedor y Arbitro Supremo del cielo y de la tierra,1 indeciblemente glorioso en santidad,y merecedor de toda la honra, confianza y amor posibles;que en la unidad de la Divinidad existen tres personas que son: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo;iguales éstos en toda perfección divina, desempeñan oficios distintos, pero que armonizan, en la gran obra de la redención.

1 Juan 4:24. Dios es espíritu. Salmo 147:5. Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito. Salmo 83:18. Tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra. Hebreos 3:4; Romanos 1:20; Jeremías 10:10.

2 Éxodo 15:11. ¿Quién como tú, oh Jehová, magnífico en santidad? Isaías 6:31 Pedro 1:t5, 16; Apocalipsis 4:6-8.

3 Marcos 12:30. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, ytoda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Apocalipsis 4:11. Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder. Mateo 10:37; Jeremías 2:12, 13.

4 Mateo 28:19. íd, y haced discípulos a todas las naciones, bautí­zándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Juan 15:26; 1 Corintios 12:4-6.

111. La Caída del Hombre

Creemos que las Escrituras enseñan que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley de su Hacedor;pero que por la trasgresión voluntaria cayó de aquel estado santo y feliz;por cuya causa todo el género humano es ahora pecador,no por fuerza, sino por su vo­luntad; hallándose por naturaleza enteramente desprovisto de la san­tidad que requiere la ley de Dios, positivamente inclinado a lo malo, y por lo mismo bajo justa condenación,sin defensa ni disculpa que le valga.

1 Génesis 1:27. Creó Dios al hombre a su imagen. Génesis 1:31. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Eclesiastés 7:29; Hechos 17:26; Génesis 2:16.

- Génesis 3:6-24. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para al­canzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Romanos 5:12.

3 Romanos 5:19. Por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores. Juan 3:6; Salmo 51:5; Romanos 5:15-19.

4 Efesios 2:3. Entre los cuales también todos nosotros vivimos en Otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

5 Ezequiel 18:19, 20. El alma que pecare, esa morirá. Romanos

1:20. No tienen excusa. Romanos 3:19. Para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. Gálatas 3:22.

IV.El Camino de la Salvación

Creemos que las Escrituras enseñan que la salvación de los peca­dores es puramente gratuita,en virtud de la obra intercesoria del Hijo de Dios; quien cumpliendo la voluntad del Padre, se hizo hom­bre, exento empero de pecado;honró la ley divina con su obediencia personal, y con su muerte dio plena satisfacción por nuestros peca­dos,resucitando después de entre los muertos, y desde entonces entronícese en los cielos; que reúne en su Persona admirabilísima las simpatías más tiernas y las perfecciones divinas, teniendo así por todos estos motivos las cualidades que requiere un Salvador idóneo, compasivo y omnipotente.~

1 Efesios 2:5. Por gracia sois salvos. Mateo 18:11; 1 Juan 4:10; ¡ Corintios 3:5-7; Hechos 15:11.

2 Juan 3:16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

‘1 Filipenses 2:6, 7. Siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres

4 Isaías 53:4, 5. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su haga fuimos nosotros curados.

5 Hebreos 7:25. Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Colosenses 2:9. Porque en él habita corporalmente toda la pleni­tud de la deidad.

V. La Justificación

Creemos que las Escrituras enseñan que la justificación es el gran bien evangélico que asegura Cristoa los que en él tengan fe;que esta justificación incluye el perdón del pecado,y el don de la vida eterna de acuerdo con los principios de la justicia; que da esta justi­ficación exclusivamente mediante la fe en él, y no por consideración de ningunas obras de justicia que hagamos; imputándonos Dios gra­tuitamente mediante esta fe la justicia perfecta de Cristo,que nos in­troduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios, y ahora y para siempre hace nuestros todos los demás bienes que hubiéremos menester.5

1 Juan 1:16. De su plenitud tomamos todos. Efesios 3:8.

2 Hechos 13:39. En él es justificado todo aquél que creen Gálatas

3:11, 12; Romanos 5:1.

3 Romanos 5:9. Justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Zacarías 13:1; Mateo 9:6; Hechos 10:43.

4 Romanos 5:19. Por la obediencia de uno, los muchos serán cons­tituidos justos. Romanos 3:14-26; 4:23-25; Juan 2:12.

5 Romanos 5:1, 2. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

VI.El Carácter Gratuito de la Salvación

Creemos que las Escrituras enseñan que el evangelio a todos franquea los bienes de la salvación;que es deber de todos aceptarlos in­mediatamente con fe cordial, arrepentimiento y obediencia,y que el único obstáculo para la salvación del peor pecador de la tierra es la perversidad de éste, y su repulsa voluntaria del evangelio,repulsa que le acarrea condenación agravada.4

1 Isaías 55:1. A todos los sedientos: Venid a las aguas. Apocalipsis

22:17. El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

2 Hechos 17:30. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan. Romanos 16:26; Marcos 1:15; Romanos 1:15-17.

3 Juan 5:40. No queréis venir a mí para que tengáis vida. Mateo

23:37; Romanos 9:32.

4 Juan 3:19. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Mateo 11:20; Lucas 19:27; 11 Tesalonicenses 1:8.

VII. La Regeneración

Creemos que las Escrituras enseñan que para ser salvo hay que ser regenerado o sea nacer de nuevo;que consiste la regeneración en comunicar al alma el carácter santo;-’ que el poder del Santo Espíritu en unión de la verdad divina, a efectúa la regeneración de una manera que no está al alcance de nuestra inteligencia, consiguiéndose así que voluntariamente obedezcamos al evangelio;y se ve evidenciada real­mente en los santos frutos de arrepentimiento, fe y novedad de vida.3

1 Juan 3:3. De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:6, 7; 1 Corintios 1:14; Apocalipsis 8:7-9; 21:27.

2 II Corintios 5:17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Ezequiel 36:26; Deuteronomio 30:6; Romanos 2:28, 29.

3 Juan 3:8. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Juan 1:13; Santiago 1:16-18; 1 Corintios 1:30; Filipenses 2:13.

4 1 Pedro 1:22, 23.Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu. 1 Juan 5:1; Efesios 4:20-24; Colosenses 3:9-11.

5 Efesios 5:9. El fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad. Romanos 8:9; Gálatas 5:16-23; Efesios 3:14-21; Mateo 3:8-10; 7:20; I Juan 5:4,18.

VIII. El Arrepentimiento y la Fe

Creemos que las Escrituras enseñan que son deberes sagrados el arrepentimiento y la fe, y asimismo que son gracias inseparables, labradas en el alma por el Espíritu Regenerador Divino;mediante las cuales, profundamente convencidos de nuestra culpa, de nuestro peligro y de nuestra impotencia, como también de lo referente al camino de salvación mediante Cristo,nos volvemos hacia Dios sin­ceramente contritos. Confesándonos con él e impetrando su misericordia; cordialmente reconociendo, a la vez, al Señor Jesucristo como profeta, sacerdote y rey nuestro, en quien exclusivamente confiamos en calidad de Salvador único y omnipotente.

1.Marcos 1:15. Arrepentios, y creed en el evangelio. Hechos 11:18. ¡ De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” Efesios 2:8. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. 1 Juan 5:1.

2.Juan 16:8. Convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Hechos 2:38. Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados. Hechos 16:30, 31.

3.Romanos l0:9-11. Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Hechos 3:22, 23; Hebreos 4:14.

IX. El Propósito de la Gracia Divina

Creemos que las Escrituras enseñan que la elección es aquel pro­pósito eterno de Dios según el cual misericordiosamente regenera, santifica y salva a los pecadores;que por ser este propósito perfecta­mente consecuente con el albedrío humano, abarca todos los medios junto con el fin,- que sirve de manifestación gloriosísima de la so­berana bondad divina,que absolutamente excluye la jactancia, pro­moviendo la humildad;amor, oración, alabanza y confianza en Dios, e imitación activa de su gratuita misericordia; que estimula al uso de los medios; que puede conocerse viendo sus efectos en todos los que realmente reciben a Cristo;que es fundamento de la seguridad cris­tiana; y que cercioramos de esto, por lo que nos concierne personal­mente, exige y merece suma diligencia de nuestra parte.6

1.II Timoteo 1:8, 9. Participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme 5 nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.

2.II Tesalonicenses 2:13, 14. Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloría de nuestro Señor Jesucristo.

3.1 Corintios 4:7. Porque ¿quién te distingue? ¿oh qué tienes que no hallas recibido? Y silo recibiste, ¿por qué té glorias como si no lo hubieras recibido? 1 Corintios 1:26-31; Romanos 3:27.

4.II Timoteo 2:10. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna. I Corintios 9:22; Romanos 8:28, 30.

5.I Tesalonicenses 1:4. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección.

6.I Pedro 1:10, 11. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección. Filipenses 3:12; Hebreos 6:11.

X. La Santificación

Creemos que las Escrituras enseñan que la santificación es aquel procedimiento mediante el cual se nos hace partícipes de la santidad de Dios, según la voluntad de éste;que es obra progresiva;que principia con la regeneración; que la desarrolla en el corazón fiel la presencia y poder del Santo Espíritu, Sellador y Consolador, empleán­dose continuamente los medios señalados, sobre todo, la palabra de Dios, y también el examen propio, la abnegación, la vigilancia y la oración, a practicando todo ejercicio y cumpliendo todo deber pia­doso.4

1.1 Tesalonicenses 4:3. La voluntad de Dios es vuestra santificación. 1 Tesalonicenses 5:23. Y el mismo Dios de paz os santifique por com­pleto. II Corintios 7:1; 13:9; Efesios 1:4.

2.Proverbios 4:18. La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.

3.Filipenses 2:12, 13. Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Efesios 4:11, 12; I Pedro 2:2; II Pedro 3:18; II Corintios 13:5; Lucas 11:35; 9:23; Mateo 26:41; Efesios 6:18; 4:30.

4.I Timoteo 4:7. Ejercítate para la piedad.

XI.La Perseverancia de los Santos

Creemos que las Escrituras enseñan que los verdaderos regenerados, los nacidos del Espíritu, no apostatarán para perecer irremediable­mente, sino que permanecerán hasta el fin;que su adhesión perse­verante a Cristo es la señal notable que los distingue de los que super­ficialmente hacen profesión;que por el bien de ellos se ve la provi­dencia especial;y que son custodiados por el poder de Dios para la salvación mediante la fe.4

1 Juan 8:31. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. 1 Juan 2:27, 28.

2I Juan 2:19. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.

3 Romanos 8:28. Y sabemos que a 105 que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Mateo 6:30-33; Jeremías 32:40.

4 Filipenses 1:6. El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 2:12, 13.

XII. La Ley y el Evangelio

Creemos que las Escrituras enseñan que la ley de Dios es la norma eterna e invariable de su gobierno moral,que es santa, justa y buena;que la única causa de la incapacidad para cumplir los pre­ceptos de ella, atribuida por las Escrituras al hombre caído, es la naturaleza pecaminosa de éste;libertarnos de la cual, y restituirnos mediante Intercesor a la obediencia de la santa ley, es uno de los principales objetos propuestos en el evangelio, y también de los me­dios de gracia relacionados con el establecimiento de la iglesia.4

1 Romanos 3:31. ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.Mateo 5:17; Lucas 16:17; Romanos 3:20; 4:15.

-’ Romanos 7:12. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Romanos 7:7, 14, 22; Gálatas 3:21; Salmo 119.

3 Romanos 8:7, 8. Por cuanto la mente carnal es enemistad Contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

4 Romanos 8:2~4. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley sé cum­pliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

XIII. Una Iglesia Evangélica

Creemos que las Escrituras enseñan que una iglesia de Cristo es una agrupación de fieles bautizados,asociados mediante pacto en la fe y la comunión del evangelio;la cual practica las ordenanzas de Cristo;es gobernada por las leyes de éste;y ejerce los dones, derechos y privilegios que a ella otorga la palabra del mismo;y cuyos únicos oficiales bíblicos son el pastor u obispo, y los diáconos;6 estando definidos los requisitos, derechos y obligaciones de estos oficiales en las Epístolas de Pablo a Timoteo y Tito.

1 Hechos 2:41, 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.

21 Corintios 8:5. A sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.

3 I Corintios 11:2. Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de ml, y retenéislas instrucciones tal y como os las entregué.

4 Mateo 28:20.Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Juan 14:15

5 1 Corintios 14 11 Procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.

6 Filipenses 1:1. Con los obispos y diáconos. Hechos 14:23; 15:22;

1 Timoteo 3; Tito 1.

XIV. El Bautismo Cristiano

Creemos que las Escrituras enseñan que el bautismo cristiano es la inmersión en agua de la que tenga fe en Cristo,hecha en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo;a fin de proclamar, mediante bello emblema solemne esa fe en el Salvador crucificado, sepultado y resucitado, y también el efecto de la misma fe, a saber, la muerte al pecado y la resurrección a nueva vida del fiel,y que el bautismo es requisito previo para los privilegios de la relación eclesiástica; v.g., la Cena del Señor.4

Nota:No reconocemos como bautismo bíblico las inmersiones practicadas en iglesias de diferente fe y orden, por la falta de autori­dad eclesiástica en su administración.

1. Hechos 8:3~39. Dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Sí crees de todo corazón, bien puedes . . . y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Mateo 3:5, 6; Juan 3:22, 23; 4:1, 2; Mateo 28:19.

2. Mateo 28:19. Bautizándoles en el nombre del Padre, y dcl Hijo, y del Espíritu Santo. Hechos 10:47, 48; Gálatas 3:27, 28.

3. Romanos 6:4. Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Colosenses 2:12.

4 Hechos 2:41, 42. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Mateo 28:19, 20.

XV. La Cena del Señor

Creemos que las Escrituras enseñan que la Cena del Señor es cierta provisión de pan y vino que representa el cuerpo y ¡a sangre de Cristo, y que de ella participan los miembros de la iglesia reunidos para el efecto,conmemorando así la muerte de su Señor,-procla­mando la fe que le tienen, su participación en los merecimientos de su sacrificio, su necesidad de que les suministre vida y nutrimento espirituales,y su esperanza de la vida eterna en virtud de la re­surrección de Cristo de entre los muertos; y que debe proceder a su observancia el examen detenido de sí propio por cada participante.4

1 Lucas 22:19, 20. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Marcos 14:20-26; Mateo 26:27-30; ¡ Corintios 11:27-30; 10:16.

2I Corintios 11:26. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. Mateo 28:20.

3Juan 6:35, 54, 56. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.

41 Corintios 11:28. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.

XVI. El Día del Señor

Creemos que las Escrituras enseñan que es Día del Señor el pri­mero de la semana,y que se le ha de consagrar a los fines reli­giosos,-’ absteniéndose el cristiano de todo trabajo secular que no sea obra de misericordia y necesidad;valiéndose con devoción de todos los medios de gracia, privados y públicos,y preparándose para el descanso que le queda al pueblo de Dios.

1Hechos 20:7. El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba.

2 Éxodo 20:8.Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Apocalipsis 1:10. Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor. Salmo 118:24.

3Isaías 58:13, 14. Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni bus­cando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre. Isaías 56:2-8.

4 Hebreos 10:24, 25. No dejando de reunirnos, como algunos tienen por costumbre.Hechos 13:44.El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.

XVII. El Gobierno Civil

Creemos que las Escrituras enseñan que existe el gobierno civil por disposición di??? loa, para los intereses y el buen orden de la sociedad humana;’ y que por los magistrados debemos orar honrándoles en conciencia, y obedeciéndoles.-’ salvo en cosas que sean opuestas a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo,único Dueño de la conciencia y Príncipe de los reyes de la tierra.4

1 Romanos 13:1-7. No hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. . Los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo.

2 Mateo 22:21. Dad, pues. a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Tito 3:1:1 Pedro 2:131 Timoteo 2:1-8.

:~ Hechos 5:29. Es oe~es~rio obedecer a Dios antes que a los hom­bres. Mateo 10:28. No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar. Daniel 3:15-18: 6:7, 10; Hechos 4:18-20.

4 Mateo 23:10.Uno en vuestro Maestro, el Cristo.Apocalipsis 19:16.Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre:

REY DE REYES Y SENOR DE SEÑORES.Salmo 72:11; Salmo 2: Romanos 14:9-12.

XVIII. Los Justos y Los Impíos

Creemos que las Escrituras enseñan que hay diferencia radical y esencial entre los justos y los impíos,’ que en la estimación de Dios no hay otros justos verdaderos aparte de los regenerados; éstos bao sido justificados mediante la fe en Jesucristo, y santificados por el Espíritu Divino; que, a los ojos de Dios, son impíos y malditos cuan-tos sigan impenitentes e incrédulos;:’ y que es permanente esta di­ferencia entre unos y otros al morir y después de la muerte.4

1 Malaquías 3:18. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entro el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Proverbios 12:26; Isaías 5:20; Génesis 18:23; Jeremías 15:19; Hechos 10:34 35; Romanos 6:16.

2 Romanos 1:17. El justo por la fe vivirá. 1 Juan 2:29. Sí sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él. 1 Juan 3:7; Romanos 6:18, 22; 1 Corintios 11:32; Proverbios 11:31; 1 Pedro 4:17, 18.

3 1 Juan 5:19. Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Gálatas 3:10. Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición. Juan 3:36; Isaías 57:12; 55:6, 7; Salmo 10:4.

4 Proverbios 14:32. Por su maldad será lanzado el impío; mas el justo en su muerte tiene esperanza. Lucas 16:25. “Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.” Juan 8:21-24: Proverbios 10:24; Lucas 12:4, 5; 11:23-26; Juan 12:25, 26; Eclesiastés 3:17.

XIX. El Mundo Venidero

Creemos que el fin del mundo se acerca;que en los postreros días Cristo aparecerá en los cielos,’ que a su venida los santos que hayan muerto serán levantados de sus tumbas, y los creyentes que aún vivan serán recogidos juntamente con ellos para encontrarse con el Señor en el aire;: que los santos serán juzgados de acuerdo con sus obras para recibir sus galardones;que Cristo descenderá a la tierra con sus santos, personal y corporalmente;’ que Cristo reinará en paz sobre la tierra por mil años; E que al final de los mil años los impíos que hayan muerto serán levantados y destinados al “lago de fuego”;’ que los justos entrarán a un eterno gozo con el Señor;’ que estos juicios fijarán para siempre el estado final de los hombres en el cielo o en el infierno, sobre los principios de la justicia.9

1Pedro 4:7. El fin de todas las cosas se acerca. Hebreos 1:10-12. “Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ello, perecerán, mas tú permaneces.” 1 Corintios 7:29-31; Mateo 24:35.

2Hechos 1:11. “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” Apocalipsis 1:7. He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá. 1 Tesalonicenses 5:1-11.Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche. 1 Tesalonicenses 4:13-18.

3 1 Tesalonicenses 4:16, 17.Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 1 Corintios 15:51-53. Porque se tocará la trom­peta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

4 II Corintios 5:10. Porque es necesario que todos nosotros com­parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. T Corintios 3:11-15. Si permaneciere la obra de alguno que sobre­edificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así corno por fuego.

5 Hechos 1:11. “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”Judas 14; Zacarías 14:4 e Isaías 2:14. No alzará espada nación contra nación, ni se adies­trarán más para la guerra. Apocalipsis 20:14. Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios . . . y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Isaías 65:15-25.

7 Apocalipsis 20:5, 11-15. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil anos. Esta es la primera resurrec­ción. Y Vi gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encon­tró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida . . . Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

5 Apocalipsis 7:15-17. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno. Apocalipsis 22:1-7. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

IITesalonicenses 1:6-12. Para dar retribución a los que no cono­cieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. Romanos 2:2-16. Pagará a cada uno conforme a sus obras: vida crema a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino por obedecen a la injusticia. Romanos 3:5, 6; Hebreos 6:1, 2.

Pacto de una Iglesia

Teniendo la convicción de haber sido inducidos por el Espíritu San­to a aceptar al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, v habiendo sido bautizados en virtud de nuestra profesión de fe, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ahora, en la presencia de Dios de los ángeles y de esta congregación, hacemos pacto los unos con los otros, de la manera más solemne y gozosa, como un cuerpo que somos en Cristo.

Prometemos, con la ayuda del Espíritu Santo, andar juntos en amor cristiano procurar el adelanto de esta iglesia en conocimientos, en santidad y bienestar: promover su prosperidad y espiritualidad: sostener su culto, ordenanzas, disciplina y doctrina; contribuir gustosa­mente y con regularidad al sostenimiento del ministerio, los gastos de la iglesia, el auxilio de los pobres y al extendimiento del evangelio en todas las naciones por métodos en armonía con Hechos 11:22;

13:1-4; 14:25-28.

Prometemos cultivar una devoción familiar y secreta; educar reli­giosamente a nuestros niños; procurar la salvación de nuestros pa­rientes, de nuestras amistades y de toda la humanidad en general; andar con circunspección en el mundo; ser justos en nuestras acciones, fieles en nuestros compromisos e irreprochables ennuestra con­ducta; evitar la chismografía, la difamación y el excesivo enojo; ab­stenernos de la venta y el uso de las bebidas intoxicantes y ser celosos en nuestros esfuerzos por el engrandecimiento del Reino de nuestro Salvador.

Prometemos, además, cuidarnos los unos a los otros en amor fraternal; recordarnos mutuamente en la oración; ayudarnos unos a otros en las enfermedades y en los infortunios; cultivar la simpatía cristiana en el sentimiento y en la cortesía de la palabra; ser tardos para ofendernos y estar prestos siempre para la reconciliación, abun­dando en los preceptos de nuestro Salvador para obtenerla sin tardanza.

Prometemos, finalmente, que cuando tengamos que cambiar nuestra residencia a otro lugar, nos uniremos tan pronto como nos sea posi­ble a otra iglesia, en donde podamos continuar desarrollando el es­píritu de este pacto y los principios de la Palabra de Dios.