CAPITULO I

EL MODELO DEL TABERNACULO

Moisés fue amonestado de Dios cómo debía de hacer el tabernáculo. “Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” (Heb. 8:5). 

Hay cuarenta capítulos en el libro de Exodo, y diez y seis y medio de ellos tienen que ver solamente con la construcción del tabernáculo. Dios Ilamó a Moisés de entre el monte para darle instrucciones sobre cómo edificarlo, y estuvo allá cuarenta días y cuarenta noches. Durante este tiempo, Dios dio a Moisés instrucciones explícitas, incluyendo los detalles más pequeños. Nada había descuidado u omitido. Estos detalles parecen tan triviales al lector, que está tentado de pasarlos por alto, como si no fueran de valor, y va a otro asunto de más interés. Pero éstos no eran triviales en la mente de Dios. Por cuarenta días y cuarenta noches El mantuvo a Moisés en el monte tratando los detalles, dándole instrucciones definitivas, haciéndole un modelo; y cuando hubo terminado, le dio a Moisés un mandato solemne, el cual ponemos como titulo de este capítulo. 

“Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.” 

Ciertamente, Moisés no consideró los detalles como triviales. Cuando la tarea solemne estuvo hecha, Moisés habló de ella en estas palabras: 

“Así fue acabada toda la obra del tabernáculo, del tabernáculo de reunión; e hicieron los hijos de Israel como Jehová lo había mandado a Moisés; así lo hicieron. Y trajeron el tabernáculo a Moisés, el tabernáculo y todos sus utensilios; sus corchetes, sus tablas, sus barras, sus columnas, sus basas; la cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejones, el velo del frente; el arca del testimonio y sus varas, el propiciatorio; la mesa, todos sus vasos, el pan de la proposición; el candelero puro, sus lamparillas, las lamparillas que debían mantenerse en orden, y todos sus utensilios, el aceite para el alumbrado; el altar de oro, el aceite de la unción, el incienso aromático, la cortina para la entrada del tabernáculo; el altar de bronce con su enrejado de bronce, sus varas y todos sus utensilios, la fuente y su base; las cortinas del atrio, sus columnas y sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas y sus estacas, y todos los utensilios del servicio del tabernáculo, del tabernáculo de reunión; las vestiduras del servicio para ministrar en el santuario, las sagradas vestiduras para Aarón el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos, para ministrar en el sacerdocio. En conformidad a todas las cosas que Jehová había mandado a Moisés, así hicieron los hilos de Israel toda la obra. Y vio Moisés toda la obra, y he aquí que la habían hecho como Jehová había mandado; y los bendijo” (Ex. 39:32-43). 

Se presentan muchas preguntas mientras nosotros meditamos sobre este cuadro de la construcción del tabernáculo. Por qué Dios mantuvo a Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches? Por qué un modelo divino incluye detalles explícitos? Por qué un mandato solemne para hacer todas las cosas conforme al modelo? Por qué el cuidado de Moisés en examinar el trabajo cuando estuvo terminado, y vio que todas las cosas estaban adaptadas al modelo divino? Otra vez podemos detenernos para preguntar, qué hubiera pasado si Moisés hubiera faltado al cumplimiento de las instrucciones divinas? Entonces hubieran habido dos trágicas consecuencias: El hubiera sido culpable de un acto de desobediencia, y el modelo divino adaptado en el tabernáculo hubiera sido destruído. Yo he Ilamado a eso, consecuencias trágicas. 

Cuán fatales habrían sido, detengámonos a considerar, mirando primero:

El hubiera sido culpable de un acto de desobediencia.

La raza humana ha tenido que aprender en la difícil escuela de la experiencia las consecuencias trágicas de desobediencia a los mandamientos de Dios.. Milton en su inmortal Paraíso Perdido hace de esto el tema de su poema trágico, cuando en las primeras Iíneas dice: 

“Del hombre la primera desobediencia y el fruto de aquel árbol 

prohibido, cuyo fatal bocado introdujo en el mundo la muerte y 

todos nuestros males junto con la pérdida del Edén, hasta que otro 

hombre más grande Ilevó a cabo nuestra restauración y nos rescató 

del bienventurado asiento, 

Canta, o musa celestial.” 

Moisés aprendería más tarde de las consecuencias trágicas de su desobediencia en su propia vida. Dios le dijo que hablara a la roca en el desierto, para que los hijos de Israel pudieran tener agua para tomar. En su ira, hizo lo contrario, golpeó la roca. Dios no lo desacreditó delante del pueblo, rehusando dar agua. El agua manó con violencia, pero Dios no le dio a Moisés el privilegio de entrar a la tierra prometida, cual había sido el deseo de su vida. Uno de los cuadros más tristes en toda la Biblia es el de Moisés en la cima dei Monte Nebo, contemplando la tierra: 

“Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó: y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental; el Neguev, y la llanura, la vega de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar. Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá. Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy” (Deut. 34:1-6). 

“Por la solitaria Montaña del Nebo, 

En este lado del torrente del Jordán 

En un valle de !a tierra de Moab, 

Hay un sepulcro abandonado. 

Y ningún hombre vio jamás. 

Porque el ángel de Dios revolvió la tierra 

Y puso el hombre muerto allí.” 

Cuántos miles desde entonces han sido privados de la realización de sus deseos amorosos, por causa de la desobediencia a la voluntad de Dios, solamente la eternidad lo puede decir. Si nosotros comprendiéramos las terribles consecuencias de la desobediencia, escudriñaríamos las escrituras día y noche, para aprender más completamente cuál es la voluntad de Dios. 

Otro ejemplo de las consecuencias de desobediencia es el caso de Acán. Después del sepelio de Moisés, y bajo la dirección de Josué, Israel atravesó el Jordán, capturó la plaza fuerte de Jericó, y marchó triunfalmente a la captura de Hai. Jactanciosos de victorias, ellos esperaron una fácil conquista. Pero fueron ignominiosamente derrotados, y rechazados con grandes estragos. Por qué? La respuesta está en una palabra, desobediencia. Dios les había prohibido tomar del saqueo, pero Achán viendo una prenda de vestir babilónica muy bonita y un lingote de oro, las codició, las tomó y las escondió en la tierra debajo de su tienda. Y hasta que Acán y toda su familia entera cayeron muertos bajo un montón de piedras que ellos arrojaron sobre sus cuerpos, pasó la ira de Dios y el ejército de Dios pudo marchar hacia la victoria. El pecado de Acán no solamente trajo la muerte y el desastre a sí mismo, sino a su familia también y a todo el ejército de Israel. Cuán cuidadosos debemos ser aunque tal vez el mandamiento de Dios parezca trivial. La decisión de Cotton Mather debe ser la resolución de cada uno de nosotros. 

“Jamás será un precepto tan difícil y desagradable a la carne y a la sangre; si es de Dios el mandamiento, mi alma dice: ‘Es bueno, permíteme obedecerle, hasta que yo muera”.

También, si Moisés hubiese faltado, la verdad divina corporificada en la construcción del tabernáculo hubiera sido destruída. Todo lo que Dios tuvo en su mente para personificar en ese modelo, ninguna mente finita puede comprender completamente. Pero nosotros podemos descansar en la seguridad de que hubo un propósito divino en todas las cosas que estaban en el modelo. Las medidas de los materiales, la colocación de los cortes, cada pedazo de mueble, cada barra, clavija, y perno, tuvo su significación e intención divina. Permítaseme sugerir una o dos cosas que estaban en el cuadro. 

Primero. La Santidad de Dios como contraste con el pecado del hombre, y el consecuente acceso difícil del hombre pecador a un Dios Santo. En síntesis, El arreglo del tabernáculo era así: un atrio abierto, un lugar santo, y el lugar santísimo. Al atrio la gente venía con sus ofrendas de expiación por sus pecados y transgresiones. Al lugar santo únicamente los sacerdotes podían entrar. Al lugar Santísimo solamente el Sumo Sacerdote podía entrar, y esto una vez al año; y no sin sangre, la que él ofrecía así mismo y por los pecados del pueblo. Y este cuadro a través de todas las edades, era para manifestar la santidad de Dios y el pecado excesivo del hombre y la dificultad extrema del hombre pecador para tener acceso a un Dios recto y santo. 

;Oh! Cuán necesaria es esta lección para el mundo hoy! Dios no es más elevado, exaltado y santo, como Isaías le vio cuando el Rey Uzzías murió, y el hombre ya no más es conciente de sus pecados excesivos a la vista de Dios. Bueno fue para Israel entonces, bueno es para nosotros hoy que tengamos este cuadro divino; que Moisés fue fiel a los mandamientos de Dios en cumplir hasta los más pequeños detalles de la construcción del tabernáculo. 

Otra cosa que estaba en el modelo es, que no hay acceso a Dios, sino solamente por la sangre de Cristo. La sangre derramada sobre el altar era el tipo de la sangre de Jesús. Al Dios santo no se le puede acercar el hombre pecador, excepto si su pecado es purgado, “sin derramamiento de sangre no se hace remisión [de pecados]” (Heb. 9:22). Desde el principio el diablo ha estado tratando de borrar la sangre de Cristo. El indujo a Caín a traer un sacrificio sin sangre, y Dios no se complació. El hizo todo lo posible para inducir a Moisés para cambiar el plan del tabernáculo, para que la sangre pudiera ser omitida. A través de las edades él ha estado proclamando la salvación por carácter; salvación por obras; salvación por bautismo; salvación por ser miembro de la iglesia. Si Moisés hubiera dejado la sangre afuera, habría sido destruido el modelo, y él hubiera sido burlado por las manos del diablo. 

Lo que es verdad del tabernáculo es también eminentemente verdad en el bautismo. Nosotros tenemos el modelo divino, y nosotros debemos ser leales al modelo en los pequeños detalles, además nosotros seremos culpables de desobediencia, si destruimos la verdad que el bautismo representa y simboliza. En los capítulos siguientes estudiaremos el modelo del bautismo, y cómo a través de los años los seguidores de Cristo han cumplido las instrucciones dadas para la observancia del bautismo. Hemos sido fieles, o infieles, al guardar esta ordenanza como Dios nos la entregó?