SURGIMIENTO DE LOS ANABAPTISTAS
Venirnos
ahora a estudiar las sectas que surgieron en seguida del período
de los Padres Anti-Nicenos que Ilevaron diferentes nombres, pero todos
los cuales tenían una característica común, su oposición
a recibir el bautismo ejecutado por heréticos, y de aquí
denominados por los historiadores, los rebautizadores.
Hay
dos conceptos populares erróneos acerca de estas sectas: uno es
que eran pocos en número, y el otro es que su historia es obscura,
y que sabemos poco de ellos. Ninguna de estas concepciones es verdadera.
De
una sola secta, se estima por los historiadores que un millón fueron
muertos por la Iglesia Católica Romana y 800,000 salieron a otros
países en busca de refugio por la persecución. Además,
aunque parece haber obscuridad y mucho más nos gustaría conocer,
todavía hay volúmenes de historia de estos cuatrocientos
años desde los Padres hasta la Reforma que cuentan los hechos de
este pueblo temeroso de Dios, perseguido en casi todos los países
del mundo. De este conjunto de evidencias acumuladas, solamente podemos
dar una pequeña parte aquí, pero bastante para mostrar que
a través de las edades, estos Bautistas o Anabaptistas, como les
llamaron sus enemigos, fueron fieles a la fe y rehusaron, aún al
precio del martirio, recibir en sus iglesias la inmersión extraña.
MONTANISTAS
En
primer lugar consideremos a los Montanistas. Recibieron su nombre de Montano
que era Frigio, y vivió por el año 156 D. C. Ellos insistieron
que todos aquellos que habían decaído de la verdadera fe
deberían ser bautizados otra vez. “No era un nuevo cristiano,” dice
Schaff Herzog, “era la recuperación de lo antiguo.” Por esta causa
fueron Ilamados Anabaptistas, Schaff Herzog, Vol. II, pág. 427.
El movimiento se extendió rápidamente a través de
Asia Menor, entre Africa del Norte y también a Roma. Se reunieron
Concilios de la iglesia en contra de ellos, y fueron condenados, mas continuaron
por centurias y se les conoció por otros nombres, Eusebio, pág.
229, nota 1. Existieron aun hasta 722 D. C. Teofanes, pág. 722.
NOVACIANOS
Los
Novacianos surgieron cerca del año 150 D. C. Por razón de
la pureza de sus vidas, fueron llamados los Catari, los puros. Rebautizaban
a todos los que venían a ellos de los Católicos, Mosheim,
Vol. 1. pág. 203. En períodos posteriores fueron Ilamados
Anabaptistas, Robinson Researchers, pág. 127.
Orchard
dice: “Las iglesias así formadas sobre un plan de comunión
estricta y de disciplina rígida, obtuvieron el improperio de los
Puritanos. Constituyeron el más antiguo cuerpo de iglesias cristianas
de las cuales tenemos una relación, y una sucesión de ellos,
como probaremos, han continuado hasta el presente día. Ya en el
año 254, estos disidentes fueron acusados de haber infectado a Francia
con sus doctrinas, lo cual nos ayudará para el estudio de las iglesias
Albigenses,” Allix’s Piedmont, C, 17, pág. 176.
Orchard
también dice: “Estas iglesias existieron por sesenta años
bajo un gobierno pagano, durante cuyo tiempo los viejos intereses corruptos
de Roma, Cartago y otros lugares no poseían medios, aparte de la
persuación y censura, para detener el progreso de los disidentes.
Durante
este período las iglesias Novacianas fueron muy prósperas
y se establecieron en todo el imperio Romano. Es imposible calcular el
beneficio de su servicio a la humanidad. Aunque rígida en disciplina,
y cismáticos en carácter, aún se les halló
extendidas y en condición floreciente cuando Constantino subió
al trono en el año 306 D. C.
Al
concluir el siglo IV, los Novacianos tenían tres o cuatro iglesias
en Constantinopla; así mismo tenían iglesias en Nicea, Nicomedia
y Cotivetus en Frigia, todas ellas corporaciones grandes y extensas; además
fueron muy numerosas en el imperio del Oeste. Había varias iglesias
en Alejandría en el siglo V. Aquí, Cirilo, ordenado obispo
de los Católicos, cerró las iglesias, de los Novacianos.
Despertaron la ira de los Católicos porque rebautizaron a todos
los que vinieron a ellos provenientes de éstos. En el año
413 en un edicto de los emperadores Teodosio y Onorio, se declaró
que todas las personas rebautizadas y los rebautizadores debían
ser castigados con la muerte. Por consiguiente Albano, un ministro celoso,
junto con otros fue castigado con la muerte por bautizar. Como resultado
de la persecución en ese tiempo, muchos abandonaron las ciudades
y buscaron refugio en los campos y en los valles del Piamonte, donde más
tarde fueron Ilamados Valdenses.
DONATISTAS
Los
Donatistas se levantaron en Numidia en el año 311 D. C., y se extendieron
sobre Africa. Los Donatistas y los Novacianos fueron casi idénticos
en doctrina y disciplina. Crispin, el historiador Francés, dice
de ellos que parecían ser uno: “Primero, por la pureza de los miembros
de las iglesias, al asentar que ninguno debe ser admitido en la iglesia,
sino hasta que los tales sean verdaderos creyentes y santos reales. Segundo,
por la pureza de la disciplina de la iglesia. Tercero, por la independencia
de cada iglesia. Cuarto, bautizaban otra vez a aquellos en cuyo primer
bautismo había razón de duda.” Fueron consecuentemente Ilamados
Rebautizadores y Anabaptistas.
Osiander
dice que nuestros modernos Anabaptistas fueron los mismos con los Donatistas
de la antigüedad. Fuller, el historiador de la Iglesia Inglesa, declara
que los Bautistas en Inglaterra en su día fueron los Donatistas
nuevos re-sumergidos. Robinson declara que fueron Anabaptistas Trinitarianos.
Vinieron a ser tan poderosos que el cuerpo Católico invocó
el interés del emperador Constantino contra ellos, así que
sucedió esto, los Donatistas inquirieron, “¿Qué tiene
que ver el emperador con la iglesia? ¿Qué tienen los Cristianos
que ver con los reyes? ¿Qué tienen los obispos que ver con
las coretes? “
A
la muerte de Constantino en 337, ascendió al trono Julián
y permitió que volviesen los Donatistas exiliados. Crecieron rápidamente
hasta que, según Orchard, vinieron a ser casi tan numerosos como
los Católicos. Jones, en su Ecclesiastical Lecture, Vol. I, pág.
474, dice: “Escasamente había una ciudad o pueblo en Africa en el
cual no hubiese una iglesia Donatista.”
Optatus,
Obispo de Mela, una ciudad de Numidia, escribió un libro en contra
de los Donatistas. En este libro les hace cargos de rebautizar Católicos
como si ellos fueran paganos, y asevera, en oposición a las creencias
Donatistas, que “todos los hombres que vienen al mundo, aunque sean nacidos
de padres cristianos, están Ilenos de un espíritu inmundo,
el cual debe ser echado fuera con el bautismo.”
Orchard,
en relación con la persecución de los Donatistas por Onorio
y Teodosio emperadores del Este y Oeste, dice: “Sacaron un edicto, decretando
que las personas rebautizadas y las personas que rebautizaban debían
ser castigadas con la muerte. En consecuencia de esta cruel medida, el
martirio siguió. Gibón, dice que 300 obispos (pastores),
con muchos miles de la clerecía inferior, fueron arrancados de sus
iglesias, despojados de sus posesiones eclesiásticas, desterrados
a las islas, proscritos por la ley si se escondían en las provincias
de Africa,
Agustín
dice a los Donatistas: “Vosotros Donatistas, decís a aquellos que
vienen a vosotros, que son bautizados en una iglesia impura por heréticos:
pero la validez del bautismo depende de la autoridad de Dios, no de la
bondad o santidad de la persona que oficia.”
Los
Donatistas en la quinta centuria vinieron a estar en conflicto con la Iglesia
Católica, no solamente en la cuestión de la inmersión
ajena, sino también en el bautismo infantil el cual surgió
en ese tiempo, originándose naturalmente de la doctrina falsa de
la salvación bautismal.
De
esto, Long, el historiador, dice:
“Ellos
no solamente rebautizaron adultos, que vinieron a ellos, sino que rehusaron
bautizar niños, contrario a la práctica de la Iglesia Católica,”
History of Donatists, pág. 103.
En
el ano 415 D. C., Agustín reunió noventa y dos ministros
en concilio, y emitió el siguiente manifiesto:
“Que
es nuestra voluntad que todos los que afirman que los niñitos reciben
la vida eterna, aunque no hayan sido renovados por el sacramento del bautismo;
y aquellos que no permitan que los niñitos recién nacidos
del vientre de su madre sean bautizados para quitar el pecado original,
sean anatemizados.”
Otra
asamblea en el mismo año en Cartago decretó: “Es nuestra
voluntad que cualquiera que niegue que los niñitos son libres de
perdición y eternamente salvos por el bautismo, sean malditos.”
Después
de estos edictos, vinieron las persecuciones, y los Donatistas fueron diseminados
y esparcidos. Se presume que muchos de ellos emigraron a España
e Italia, y se mezclaron con los paganos en el intenor de Africa, Ilevando
con ellos a donde quiera que iban la simiente de la verdad, y la fe de
la Iglesia Apostólica.