CAPITULO 4

SURGIMIENTO DE LOS ANABAPTISTAS

Venirnos ahora a estudiar las sectas que surgieron en seguida del período de los Padres Anti-Nicenos que Ilevaron diferentes nombres, pero todos los cuales tenían una característica común, su oposición a recibir el bautismo ejecutado por heréticos, y de aquí denominados por los historiadores, los rebautizadores. 

Hay dos conceptos populares erróneos acerca de estas sectas: uno es que eran pocos en número, y el otro es que su historia es obscura, y que sabemos poco de ellos. Ninguna de estas concepciones es verdadera. 

De una sola secta, se estima por los historiadores que un millón fueron muertos por la Iglesia Católica Romana y 800,000 salieron a otros países en busca de refugio por la persecución. Además, aunque parece haber obscuridad y mucho más nos gustaría conocer, todavía hay volúmenes de historia de estos cuatrocientos años desde los Padres hasta la Reforma que cuentan los hechos de este pueblo temeroso de Dios, perseguido en casi todos los países del mundo. De este conjunto de evidencias acumuladas, solamente podemos dar una pequeña parte aquí, pero bastante para mostrar que a través de las edades, estos Bautistas o Anabaptistas, como les llamaron sus enemigos, fueron fieles a la fe y rehusaron, aún al precio del martirio, recibir en sus iglesias la inmersión extraña. 

MONTANISTAS

En primer lugar consideremos a los Montanistas. Recibieron su nombre de Montano que era Frigio, y vivió por el año 156 D. C. Ellos insistieron que todos aquellos que habían decaído de la verdadera fe deberían ser bautizados otra vez. “No era un nuevo cristiano,” dice Schaff Herzog, “era la recuperación de lo antiguo.” Por esta causa fueron Ilamados Anabaptistas, Schaff Herzog, Vol. II, pág. 427. El movimiento se extendió rápidamente a través de Asia Menor, entre Africa del Norte y también a Roma. Se reunieron Concilios de la iglesia en contra de ellos, y fueron condenados, mas continuaron por centurias y se les conoció por otros nombres, Eusebio, pág. 229, nota 1. Existieron aun hasta 722 D. C. Teofanes, pág. 722. 

NOVACIANOS

Los Novacianos surgieron cerca del año 150 D. C. Por razón de la pureza de sus vidas, fueron llamados los Catari, los puros. Rebautizaban a todos los que venían a ellos de los Católicos, Mosheim, Vol. 1. pág. 203. En períodos posteriores fueron Ilamados Anabaptistas, Robinson Researchers, pág. 127. 

Orchard dice: “Las iglesias así formadas sobre un plan de comunión estricta y de disciplina rígida, obtuvieron el improperio de los Puritanos. Constituyeron el más antiguo cuerpo de iglesias cristianas de las cuales tenemos una relación, y una sucesión de ellos, como probaremos, han continuado hasta el presente día. Ya en el año 254, estos disidentes fueron acusados de haber infectado a Francia con sus doctrinas, lo cual nos ayudará para el estudio de las iglesias Albigenses,” Allix’s Piedmont, C, 17, pág. 176.

Orchard también dice: “Estas iglesias existieron por sesenta años bajo un gobierno pagano, durante cuyo tiempo los viejos intereses corruptos de Roma, Cartago y otros lugares no poseían medios, aparte de la persuación y censura, para detener el progreso de los disidentes. 

Durante este período las iglesias Novacianas fueron muy prósperas y se establecieron en todo el imperio Romano. Es imposible calcular el beneficio de su servicio a la humanidad. Aunque rígida en disciplina, y cismáticos en carácter, aún se les halló extendidas y en condición floreciente cuando Constantino subió al trono en el año 306 D. C. 

Al concluir el siglo IV, los Novacianos tenían tres o cuatro iglesias en Constantinopla; así mismo tenían iglesias en Nicea, Nicomedia y Cotivetus en Frigia, todas ellas corporaciones grandes y extensas; además fueron muy numerosas en el imperio del Oeste. Había varias iglesias en Alejandría en el siglo V. Aquí, Cirilo, ordenado obispo de los Católicos, cerró las iglesias, de los Novacianos. Despertaron la ira de los Católicos porque rebautizaron a todos los que vinieron a ellos provenientes de éstos. En el año 413 en un edicto de los emperadores Teodosio y Onorio, se declaró que todas las personas rebautizadas y los rebautizadores debían ser castigados con la muerte. Por consiguiente Albano, un ministro celoso, junto con otros fue castigado con la muerte por bautizar. Como resultado de la persecución en ese tiempo, muchos abandonaron las ciudades y buscaron refugio en los campos y en los valles del Piamonte, donde más tarde fueron Ilamados Valdenses. 

DONATISTAS

Los Donatistas se levantaron en Numidia en el año 311 D. C., y se extendieron sobre Africa. Los Donatistas y los Novacianos fueron casi idénticos en doctrina y disciplina. Crispin, el historiador Francés, dice de ellos que parecían ser uno: “Primero, por la pureza de los miembros de las iglesias, al asentar que ninguno debe ser admitido en la iglesia, sino hasta que los tales sean verdaderos creyentes y santos reales. Segundo, por la pureza de la disciplina de la iglesia. Tercero, por la independencia de cada iglesia. Cuarto, bautizaban otra vez a aquellos en cuyo primer bautismo había razón de duda.” Fueron consecuentemente Ilamados Rebautizadores y Anabaptistas. 

Osiander dice que nuestros modernos Anabaptistas fueron los mismos con los Donatistas de la antigüedad. Fuller, el historiador de la Iglesia Inglesa, declara que los Bautistas en Inglaterra en su día fueron los Donatistas nuevos re-sumergidos. Robinson declara que fueron Anabaptistas Trinitarianos. Vinieron a ser tan poderosos que el cuerpo Católico invocó el interés del emperador Constantino contra ellos, así que sucedió esto, los Donatistas inquirieron, “¿Qué tiene que ver el emperador con la iglesia? ¿Qué tienen los Cristianos que ver con los reyes? ¿Qué tienen los obispos que ver con las coretes? “ 

A la muerte de Constantino en 337, ascendió al trono Julián y permitió que volviesen los Donatistas exiliados. Crecieron rápidamente hasta que, según Orchard, vinieron a ser casi tan numerosos como los Católicos. Jones, en su Ecclesiastical Lecture, Vol. I, pág. 474, dice: “Escasamente había una ciudad o pueblo en Africa en el cual no hubiese una iglesia Donatista.” 

Optatus, Obispo de Mela, una ciudad de Numidia, escribió un libro en contra de los Donatistas. En este libro les hace cargos de rebautizar Católicos como si ellos fueran paganos, y asevera, en oposición a las creencias Donatistas, que “todos los hombres que vienen al mundo, aunque sean nacidos de padres cristianos, están Ilenos de un espíritu inmundo, el cual debe ser echado fuera con el bautismo.” 

Orchard, en relación con la persecución de los Donatistas por Onorio y Teodosio emperadores del Este y Oeste, dice: “Sacaron un edicto, decretando que las personas rebautizadas y las personas que rebautizaban debían ser castigadas con la muerte. En consecuencia de esta cruel medida, el martirio siguió. Gibón, dice que 300 obispos (pastores), con muchos miles de la clerecía inferior, fueron arrancados de sus iglesias, despojados de sus posesiones eclesiásticas, desterrados a las islas, proscritos por la ley si se escondían en las provincias de Africa, 

Agustín dice a los Donatistas: “Vosotros Donatistas, decís a aquellos que vienen a vosotros, que son bautizados en una iglesia impura por heréticos: pero la validez del bautismo depende de la autoridad de Dios, no de la bondad o santidad de la persona que oficia.” 

Los Donatistas en la quinta centuria vinieron a estar en conflicto con la Iglesia Católica, no solamente en la cuestión de la inmersión ajena, sino también en el bautismo infantil el cual surgió en ese tiempo, originándose naturalmente de la doctrina falsa de la salvación bautismal. 

De esto, Long, el historiador, dice: 

“Ellos no solamente rebautizaron adultos, que vinieron a ellos, sino que rehusaron bautizar niños, contrario a la práctica de la Iglesia Católica,” History of Donatists, pág. 103. 

En el ano 415 D. C., Agustín reunió noventa y dos ministros en concilio, y emitió el siguiente manifiesto: 

“Que es nuestra voluntad que todos los que afirman que los niñitos reciben la vida eterna, aunque no hayan sido renovados por el sacramento del bautismo; y aquellos que no permitan que los niñitos recién nacidos del vientre de su madre sean bautizados para quitar el pecado original, sean anatemizados.” 

Otra asamblea en el mismo año en Cartago decretó: “Es nuestra voluntad que cualquiera que niegue que los niñitos son libres de perdición y eternamente salvos por el bautismo, sean malditos.” 

Después de estos edictos, vinieron las persecuciones, y los Donatistas fueron diseminados y esparcidos. Se presume que muchos de ellos emigraron a España e Italia, y se mezclaron con los paganos en el intenor de Africa, Ilevando con ellos a donde quiera que iban la simiente de la verdad, y la fe de la Iglesia Apostólica.