LA INMERSION EXTRANA
Y LA IGLESIAPOST-APOSTOLiCA
Fue
cerca de 200 años después del nacimiento de Cristo, y cerca
de 170 años después que Cristo fundó su Iglesia, cuando
el asunto de Bautismos Extraños trajo una división en las
iglesias. En el tiempo de Pablo, antes del año 100, las cuestiones
morales y doctrinales ya se habían suscitado molestando a la iglesia.
En Corinto, estuvieron aquellos que vinieron a la mesa del Señor,
como a una fiesta a emborracharse.
Había
también la cuestión judaica de la circuncisión. Mas
tarde vinieron las herejías Gnósticas; infiltrándose
silenciosamente, éstas molestaron a Juan, y la doctrina de los Nicolaítas
y Balaam, acerca de las cuales Cristo previene a la Iglesia de Pérgamo.
Y
ahora, cuando nos acercamos a 2,000 años después de Cristo,
vemos a iglesias que consideran a otras iglesias tan heréticas que
no aceptan su bautismo, mas insisten en bautizar a todos los que vienen
de ellos, de los cuerpos heréticos. Esta herejía no era aspersión
ni bautismo infantil. Estas herejías comenzaron cien años
más tarde. Orchard, el historiador, dice de este período:
“Ninguno de los historiadores de este periodo, menciona algo concerniente
al bautismo infantil. ningún infante natural de cualquier descripción
aparece haber sido bautizado en la Iglesia de Roma durante los tres primeros
siglos, y la inmersión era el único método de administrar
la ordenanza. Durante los tres primeros siglos, las congregaciones cristianas
en todo el Oriente, subsistieron en cuerpos separados e independientes,
no sostenidos por el gobierno, y consecuentemente, sin poder secular de
una sobre otra. Todo este tiempo fueron Iglesias Bautistas. Y aun cuando
todos los Padres de los primeros cuatro siglos hasta Jerónimo fueron
de Grecia, Lidia, y Africa, y aunque ellos dieron grandes números
de historias del bautismo de adultos, no hay ninguna mención del
bautismo infantil hasta el año 370.”
A
la luz de esta historia, detengámonos y hagamos una pregunta a todos
los que sostienen que la Iglesia Romana es la iglesia más antigua,
¿dónde estaba la Iglesia Católica Romana durante este
período? Simplemente no existía; pero había signos
de su formación en la apostasía del cristianismo con su salvación
bautismal, sus Asunciones eclesiásticas que dieron por resultado
obispos gobernantes, y la pérdida de la independencia de la iglesia.
Más tarde se levanta el bautismo infantil como resultado de la doctrina
de la salvación bautismal; el rociamiento y derramamiento, como
resultado del bautismo infantil, hasta que Roma emergió, y por miles
de años persiguió a las verdaderas Iglesias de Cristo que
sostuvieron la fe apostólica.
En
este tiempo en la tercera centuria después de Cristo se suscitó
una furiosa controversia que continuó por cientos de años,
aun hasta los días de la Reforma. Aquellos que insistieron en rebautizar
a todos los que vinieron a ellos fueron descortésmente llamados
Anabaptistas, los rebautizadores, un nombre que llevaron con otros nombres
a través de cientos de años. Se convocaron concilios eclesiásticos
y los Bautistas fueron anatemizados y más tarde, excomulgados cuando
Roma tuvo poder. Neander dice:
‘’Fue
el Obispo Romano Esteban, quien, instigado por el espíritu de la
arrogancia eclesiástica, emitió una sentencia de excomunión
contra los pastores de Asia Menor, Capodaría, Galicia y Sicilia,
estigmatizándolos como Anabaptistas; nombre, sin embargo, que ellos
podían justamente afirmar que no merecía por sus principios;
porque no era su deseo administrar un segundo bautismo, sino que ellos
contendían que el bautismo previo dado por los heréticos
(otras sectas) no podía ser reconocido como verdadero,” (Vol. 1,
pág. 318-319).
Nosotros
no inferimos que aquellos que tomaron esta posición fueran pocos
en número. Fueron contados por millares, y más tarde por
causa de la persecución e inquisición fueron esparcidos en
casi todos los rincones de Europa, Asia y Africa. Aunque llevaron diferentes
nombres tenían una característica común entre otras:
eran Anabaptistas, los rebautizadores.
Mosheim,
un historiador Luterano, y un acérrimo enemigo de los Bautistas,
ha dicho esto de los Anabautistas: “El verdadero origen de esa secta, que
adquirió el nombre de Anabaptista, por administrar otra vez el rito
del bautismo a aquellos que vinieron a su comunión, está
escondido en la profundidad de la más remota antigüedad y por
tanto, es extremadamente difícil ser determinado,” Vol. 4, pág.
427.
El
Cardenal Hosius, presidente del Concilio de Trento, dice: “Si la verdad
de la religión fuera juzgada por su prontitud y alegría que
un hombre en cualquiera secta muestra en el sufrimiento, entonces la opinión
y persuación de ninguna otra secta puede ser más verdadera
y segura que la de los Anabaptistas, puesto que no ha habido ninguna en
estos mil doscientos años pasados, que haya sido castigada o que
haya ido firmemente a ofrecerse a las más crueles especies de castigo
que esta gente,” 1560 D. C.
En
1819 el Rey de Holanda nombró al Dr. Ypeig, profesor de Teología
en la Universidad de Gronnigan, y al Rev. J.J. Dermot, capellán
del Rey, ambos cultos y miembros de la Iglesia Reformada de Holanda, para
que preparasen una historia de su iglesia. Lo hicieron así.
En
el volumen auténtico que ellos prepararon y publicaron en Breda
en 1823, dedicaron un capitulo a los Bautistas. En él hacen esta
declaración:
“Ahora
hemos visto que los Bautistas que fueron primeramente llamados Anabaptistas,
y en los últimos tiempos Menonitas, fueron los Valdenses originales,
y que a lo largo de la historia de la iglesia recibieron el honor de ese
origen. Por esto los Bautistas pueden ser considerados como la única
comunidad cristiana que ha permanecido en pie desde los apóstoles
y como sociedad cristiana HA PRESERVADO PURA la doctrina del Evangelio
a través de todas las edades.”
Estos
escritores citados no eran Bautistas, pero proclamaron, después
de una investigación, lo que alguno de nuestros Bautistas raquíticos
niegan, la perpetuidad de la iglesia y la preservación de la verdad
evangélica a través de todas las edades, aunque a un tremendo
costo.
Como
resultado de su investigación el gobierno holandés ofreció
a las iglesias Bautistas del reino, el sostenimiento del estado; pero fieles
a los principios Bautistas declinaron tal ayuda. McClintock y Strong diçen:
“El término Anabautista o Rebautizadores está ligado con
las controversias del tercer siglo. En Asia Menor y en Africa donde la
controversia había sido larga, ardiente y vehemente, el bautismo
fue considerado solamente válido cuando fuera administrado en la
iglesia ortodoxa. Tan elevadas fueron las discusiones por este asunto,
que se convocaron sínodos (concilios) para investigar, uno en Iconio
y el otro en Frigia, los cuales confirmaron la opinión de la invalidez
del bautismo herético. De Asia la cuestión pasó a
Nor-Africa. Tertuliano de acuerdo con la decisión de los concilios
Asiáticos se opuso a la práctica de la Iglesia Romana.
Agripino
convocó un concilio en Cartago que tomó una decisión
similar a los de Asia. Así el asunto descansó hasta Esteban,
obispo de Roma, que incitado por la ambición procedió a excomulgar
a los obispos (pastores) de Asia Menor, Capadocia, Galicia y Cicilia, y
aplicó a ellos los epítetos de Rebautizadores y Anabaptistas,”
A. D. 253, Vol. 1, pág. 210.
Mosheim
dice: “Ellos adquirieron el nombre de Anabaptistas por administrar otra
vez el rito del bautismo a aquellos que venían a su comunión.
Rebautizaron a todos los que dejaban otras iglesias cristianas para abrazar
su comunión,” Mosheim Church History, Vol. 2, págs. 127 y
296.
Estas
autoridades que hemos citado no son Bautistas, pero son historiadores y
como historiadores afirman que desde el tiempo de los apóstoles
ellos han sido quienes permanecieron en la verdad y la preservaron, rehusando
recibir de otras a aquellos que habían sido sumergidos, porque no
consideraban a la secta que los bautizó con autoridad para hacerlo.
No debemos inferir que éstos que tomaron esta posición fueron
pocos en número. Se contaron por miles, y más tarde por causa
de la persecución e inquisición, fueron esparcidos en casi
todos los países de Europa, Asia y Africa Aunque llevaron diferentes
nombres tenían una característica común entre los
otros, fueron los Anabautistas, los Rebautizadores. En los capítulos
siguientes estudiaremos estas muchas sectas que surgieron en muchos países,
dando los nombres que llevaron. sus enseñanzas, sus características,
y sobre todo, cómo en todas partes fueron conocidos y denominados
Anabautistas, porque rehusaron aceptar como válido el bautismo ejecutado
por herejes, como consideraban a la Iglesia Romana, o aquellos cuya herejía
más tarde resultó en la Iglesia Romana. Con vergüenza
pensamos en algunos que hoy rehusan mantenerse firmes en “la fe dada una
vez a todos los santos, y urgiríamos una nueva consagración
a sentimiento expresado en el himno, “La Fe de Nuestros Padres.”