EL ADMINISTRADOR
YLA
IGLESIAAPOSTOLICA
Hemos
visto cómo Cristo puso énfasis en el administrador al caminar
cien kilómetros hasta Juan el Bautista para ser bautizado; cómo
más tarde enfatizó también al confiar esta ordenanza
a sus discípulos.
Juan
3:22 dice: “Después de estas cosas vino Jesús y sus discípulos
a la tierra de Judea; y allí El se detuvo con ellos y bautizó,”
y en Juan 4:2 leemos “Aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos.”
Estos dos pasajes se contradicen: son dados para destacar cómo Jesús
confió la ordenanza del bautismo a sus discípulos, dándoles
autoridad para bautizar. El hecho verdadero de dar esta autoridad a sus
discípulos, infiere que aquellos que no eran sus discípulos,
no tenían autoridad para bautizar y si no tenían autoridad
de Cristo ¿cómo podrían bautizar?
Otra
vez, cuando Cristo dio la gran comisión a sus discípulos,
hallamos en ella mandamiento para bautizar. Ese mandamiento implicaba que
los que no eran discípulos no tenían autoridad para bautizar,
y por tanto, su bautismo no era bautismo válido. Todo el asunto
de Bautismos Extraños es un asunto de autoridad. Un oficial de la
fe, en virtud de su oficio, tiene el derecho de hacer ciertas cosas. El
inspector de policía tiene el derecho de arrestar un hombre, o cualquiera
a quien él delegue su poder. Esto viene en virtud de su oficio.
Ahora, a la Iglesia que Jesús edificó se le han encomendado
dos ordenanzas por Cristo: el Bautismo y la Cena del Señor. Si El
dio estas ordenanzas a su Iglesia, no las dio a ninguna organización
fuera de su Iglesia, y cuando alguien presuma bautizar o administrar la
Cena del Señor, está actuando sin autoridad, y por tanto,
su acto no tiene valor. En todos los días apostólicos, no
tenemos un sólo caso de inmersión extraña. La razón
de esto es sencilla: todos los creyentes pertenecían a un cuerpo:
la Iglesia de Cristo. No fue sino hasta 200 años después
del nacimiento de Cristo, cuando la cuestión de las inmersiones
ajenas se suscitó, y cuando las herejías que se suscitaron
causaron división en la iglesia, como veremos en nuestro próximo
capítulo.
Pero
alguien pregunta: “¿y qué se puede decir de Felipe? ¿De
dónde obtuvo la autoridad para bautizar al eunuco?” Felipe era miembro
de la Iglesia de Jerusalén y estaba actuando directamente bajo el
mandato del Espíritu Santo; por tanto su bautismo era regular.
Nuevamente,
algunos más preguntan “¿ cómo se explica el bautismo
del centurión?” Este es otro caso de bautismo regular. Pedro también
estaba actuando bajo el mandato directo del Espíritu Santo y llevó
hermanos con él de Joppe, y cuando el centurión se convirtió,
Pedro puso el asunto de su bautismo a votación, y diciendo: “¿Puede
alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han
recibido el Espíritu Santo también como nosotros?” ¿Qué
diremos acerca del bautismo de Pablo? Es otro caso de bautismo regular.
Ananías
estaba actuando directamente por orden de Jesús, Oíd las
escrituras:
“Había
entonces, un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual
el Señor dijo en visión: ‘Ananías,’ y él respondió
‘Heme aquí, Señor.’ Y el Señor le dijo: ‘Levántate,
y ve a la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas a uno
llamado Saulo de Tarso; porque he aquí, él ora’;...Ananías
entonces fue, y entró a la casa y poniéndole las manos encima
dijo: ‘Saulo hermano, el Señor Jesús que te apareció
en el camino, por donde venías, me ha enviado para que recibas la
vista y seas lleno del Espíritu Santo.’ Y luego le cayeron de los
ojos como escamas, y recibió al punto la vista.’ Y levantándose,
fue bautizado.”
Los
lectores notarán que él era un discípulo de Jesús,
y que fue enviado por Jesús a bautizar a Pablo. Así es siempre
en la palabra de Dios: Ninguno bautiza sin la autoridad divina, dada por
Cristo o por el Espíritu Santo, o por la Iglesia que Jesús
edificó. ¿Puede alguno decir que Felipe, Pedro o Ananías,
no tuvieron autoridad para bautizar cuando esa autoridad les fue dada directamente
por Dios a través del Espíritu Santo o por Cristo mismo?
Por otro lado, ¿puede alguno preguntar por qué fue dada a
ellos autoridad? ¿Cualquiera que venga pretendiendo autoridad, es
vestido con esta autoridad, y puede administrar un bautismo válido?
José Smith de la Secta de los Mormones la reclama. ¿Reconoceremos
esa demanda? Otros que han formado falsas iglesias, la reclaman. ¿Reconoceremos
su pretensión? La Roma apóstata la reclama y por causa de
esa pretensión persigue y ha matado más de un millón
de Anabaptistas, por negar la demanda que ellos hacen.
Creemos
que José Smith tiene derecho de levantar una iglesia y administrar
las ordenanzas como los Católicos, o cualquier otro de los cuerpos
Protestantes que han tenido su origen de los Católicos, y obtuvieron
su bautismo de los Católicos. Los Remotos, Masones, Caballeros de
Pitias, tienen tanto derecho de bautizar como cualquier cuerpo que no sea
la Iglesia de Cristo.
Más
aún, si admitimos que ellos son una Iglesia de Cristo, no sólo
tienen derecho de bautizar, sino también tendrán el derecho
de administrar la Cena del Señor. y hacer cualquier otra cosa que
la Iglesia de Cristo tiene la autoridad de hacer.
Lector,
¿cree usted que la iglesia Mormona con todas sus herejías
es una Iglesia de Cristo, y que Cristo dio a José Smith la autoridad
de bautizar, asimismo aprobando las doctrinas Mormonas y su poligamia?
Mas,
si usted niega a José Smith el derecho, por sus herejías,
¿qué hará con todos los otros y sus herejías
tales como los Paidobautistas, salvación bautismal, que pretendiendo
que la iglesia es mayor que la palabra de Dios, que tienen el derecho de
cambiar la palabra de Dios a su placer y conveniencia, y que a través
de los siglos han negado la libertad de conciencia, y el derecho de adorar
a Dios como lo dicta la conciencia, y que por esta convicción, pasen
a espada y sean quemados en piras todos los que aspiran a adorar a Dios
conforme a su propia conciencia?
“Y
vi una mujer sentada sobre una bestia bermeja llena de nombres de blasfemia
y que tenía siete cabezas y diez cuernos y la mujer estaba vestida
de púrpura y de escarlata y dorada con oro, y adornada de piedras
preciosas y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano llena
de abominaciones y de la suciedad de su fornicación; y en su frente
un nombre escrito: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LA
ABOMINACIONES DE LA TIERRA.
“Y
vi la mujer embriagada de la sangre de los santos y de la sangre de los
mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé maravillado
de gran admiración.
“Y
he aquí hay mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas
son siete montes sobre los cuales se sienta la mujer y son siete reyes...
“Ellos
pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá porque
es el Señor de los Señores, y el Rey de los Reyes; y los
que están con él son llamados y elegidos y fieles.”
¿Ha
dado Cristo a esta mujer vestida de escarlata, con el cáliz de oro
en su mano, lleno de abominaciones y suciedades de su fornicación
que hace guerra al Cordero, autoridad de administrar su bautismo, poner
su mesa, y continuar las obras de El?
El
Dr. A. C. Dayton ha presentado bien el argumento después de esta
figura:
No
se negará que todo lo que la palabra de Dios dijo a las primeras
iglesias, fue con el fin intencionado para nuestra instrucción.
Lo que hubiera sido errado para ellos hacer en vista de las enseñanzas
de Cristo y de los apóstoles, es ahora erróneo para nosotros
como lo fue a las Iglesias de Cristo. Permítanos, entonces, suponer
que este caso no hubiera existido en el tiempo de los apóstoles
y veamos si podemos hallar algunas reglas generales, afirmadas, por las
cuales debe ser decidido de una vez y fácilmente.
“Esas
primeras iglesias, creemos, fueron Iglesias Bautistas, tanto al considerar
su organización, como sus doctrinas y sus ordenanzas. Ahora supongamos
que algún predicador entre ellos hubiera empezado en seguida a rociar
niños e insistir en que éste fue el bautismo que Cristo ordenó,
y el que dejara de hacerlo cometía pecado en contra de Dios.
¿Qué
instrucciones hallaría la iglesia en la palabra de Dios concerniente
a tal hombre?
“Ellos
no mirarían la 2a. a los Tesalonicenses 3:6: ‘Empero os denunciamos,
hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis
de todo hermano que anduviere fuera de orden, y no conforme a la doctrina
que recibieron de nosotros.’ Y en Romanos 16: 17: ‘Y os ruego, hermanos,
que miréis los que causan disensiones y escándalos contra
la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos’
¿Qué debe imponer esto a la iglesia? ¿No debe lanzar
fuera de su compañía al tal? ¿No debe ella destituírlo
a él y a sus actos oficiales? iSí! Si es un hermano, miembro
de una Iglesia Bautista, y no enseña así, la iglesia debe
despojarlo de su ministerio y excluirlo de su comunión. Ningún
Bautista duda esto. Mas ahora supongamos que él reune a un grupo
de los que roció por bautismo, cuando fueron niñitos, y los
organiza en sociedad y los llama iglesia de Cristo, y demanda para él
autoridad como ministro; para administrar la ordenanza del bautismo a los
creyentes en el nombre de Cristo, y entonces insiste que las iglesias que
no pudieran tener comunión con él, ni compañerismo
con sus doctrinas, las iglesias que le han depuesto y excomulgado a él,
deben reconocer como legal y escritural su administración oficial
de la ordenanza de Cristo. ¿La misma ley que le repudió y
condenó como hermano, no le repudiaría y condenaría
triplemente como el guiador de otra organización rival? Ciertamente.
!Lo que la iglesia no pudiera tolerar en un hermano, ella no pudiera endosar
y recibir en él que es un extraño! Ningún hombre de
sentido común, que razona sobre materias religiosas, de la misma
manera que sobre otras cosas, jamás soñaría hacerlo.
Si las escrituras lo requirieron, nosotros hubiéramos juzgado a
la Biblia un libro extraño y contradictorio.”
En
el capítulo que sigue mostraremos cómo la iglesia Post-apostólica
consideró este asunto, y cómo la Iglesia de Cristo continuó
considerándole por 1300 años hasta la Reforma Protestante,
y aun hasta la presente época. ¿Estuvieron nuestros Padres
equivocados en esta materia, para contender por la fe una vez dada a los
santos, aunque ellos sufrieron a través de los siglos?
“Fueron
apedreados, fueron aserrados, tentados, matados por espada, peregrinaron
con pieles de ovejas y carneros, siendo desamparados, afligidos, atormentados;
(de los cuales el mundo no era digno): errantes en los desiertos y montañas,
cuevas y cavernas de la tierra. y todos estos obtuvieron un buen testimonio
por la fe, no recibió la promesa, Dios proveyendo alguna cosa mejor
para nosotros, que ellos sin nosotros no pueden ser hechos perfectos.”