CAPITULO 6

EL ADMINISTRADOR 

YLA IGLESIAAPOSTOLICA

Hemos visto cómo Cristo puso énfasis en el administrador al caminar cien kilómetros hasta Juan el Bautista para ser bautizado; cómo más tarde enfatizó también al confiar esta ordenanza a sus discípulos. 

Juan 3:22 dice: “Después de estas cosas vino Jesús y sus discípulos a la tierra de Judea; y allí El se detuvo con ellos y bautizó,” y en Juan 4:2 leemos “Aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos.” Estos dos pasajes se contradicen: son dados para destacar cómo Jesús confió la ordenanza del bautismo a sus discípulos, dándoles autoridad para bautizar. El hecho verdadero de dar esta autoridad a sus discípulos, infiere que aquellos que no eran sus discípulos, no tenían autoridad para bautizar y si no tenían autoridad de Cristo ¿cómo podrían bautizar? 

Otra vez, cuando Cristo dio la gran comisión a sus discípulos, hallamos en ella mandamiento para bautizar. Ese mandamiento implicaba que los que no eran discípulos no tenían autoridad para bautizar, y por tanto, su bautismo no era bautismo válido. Todo el asunto de Bautismos Extraños es un asunto de autoridad. Un oficial de la fe, en virtud de su oficio, tiene el derecho de hacer ciertas cosas. El inspector de policía tiene el derecho de arrestar un hombre, o cualquiera a quien él delegue su poder. Esto viene en virtud de su oficio. Ahora, a la Iglesia que Jesús edificó se le han encomendado dos ordenanzas por Cristo: el Bautismo y la Cena del Señor. Si El dio estas ordenanzas a su Iglesia, no las dio a ninguna organización fuera de su Iglesia, y cuando alguien presuma bautizar o administrar la Cena del Señor, está actuando sin autoridad, y por tanto, su acto no tiene valor. En todos los días apostólicos, no tenemos un sólo caso de inmersión extraña. La razón de esto es sencilla: todos los creyentes pertenecían a un cuerpo: la Iglesia de Cristo. No fue sino hasta 200 años después del nacimiento de Cristo, cuando la cuestión de las inmersiones ajenas se suscitó, y cuando las herejías que se suscitaron causaron división en la iglesia, como veremos en nuestro próximo capítulo. 

Pero alguien pregunta: “¿y qué se puede decir de Felipe? ¿De dónde obtuvo la autoridad para bautizar al eunuco?” Felipe era miembro de la Iglesia de Jerusalén y estaba actuando directamente bajo el mandato del Espíritu Santo; por tanto su bautismo era regular. 

Nuevamente, algunos más preguntan “¿ cómo se explica el bautismo del centurión?” Este es otro caso de bautismo regular. Pedro también estaba actuando bajo el mandato directo del Espíritu Santo y llevó hermanos con él de Joppe, y cuando el centurión se convirtió, Pedro puso el asunto de su bautismo a votación, y diciendo: “¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?” ¿Qué diremos acerca del bautismo de Pablo? Es otro caso de bautismo regular. 

Ananías estaba actuando directamente por orden de Jesús, Oíd las escrituras: 

“Había entonces, un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: ‘Ananías,’ y él respondió ‘Heme aquí, Señor.’ Y el Señor le dijo: ‘Levántate, y ve a la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí, él ora’;...Ananías entonces fue, y entró a la casa y poniéndole las manos encima dijo: ‘Saulo hermano, el Señor Jesús que te apareció en el camino, por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.’ Y luego le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al punto la vista.’ Y levantándose, fue bautizado.” 

Los lectores notarán que él era un discípulo de Jesús, y que fue enviado por Jesús a bautizar a Pablo. Así es siempre en la palabra de Dios: Ninguno bautiza sin la autoridad divina, dada por Cristo o por el Espíritu Santo, o por la Iglesia que Jesús edificó. ¿Puede alguno decir que Felipe, Pedro o Ananías, no tuvieron autoridad para bautizar cuando esa autoridad les fue dada directamente por Dios a través del Espíritu Santo o por Cristo mismo? Por otro lado, ¿puede alguno preguntar por qué fue dada a ellos autoridad? ¿Cualquiera que venga pretendiendo autoridad, es vestido con esta autoridad, y puede administrar un bautismo válido? José Smith de la Secta de los Mormones la reclama. ¿Reconoceremos esa demanda? Otros que han formado falsas iglesias, la reclaman. ¿Reconoceremos su pretensión? La Roma apóstata la reclama y por causa de esa pretensión persigue y ha matado más de un millón de Anabaptistas, por negar la demanda que ellos hacen. 

Creemos que José Smith tiene derecho de levantar una iglesia y administrar las ordenanzas como los Católicos, o cualquier otro de los cuerpos Protestantes que han tenido su origen de los Católicos, y obtuvieron su bautismo de los Católicos. Los Remotos, Masones, Caballeros de Pitias, tienen tanto derecho de bautizar como cualquier cuerpo que no sea la Iglesia de Cristo. 

Más aún, si admitimos que ellos son una Iglesia de Cristo, no sólo tienen derecho de bautizar, sino también tendrán el derecho de administrar la Cena del Señor. y hacer cualquier otra cosa que la Iglesia de Cristo tiene la autoridad de hacer. 

Lector, ¿cree usted que la iglesia Mormona con todas sus herejías es una Iglesia de Cristo, y que Cristo dio a José Smith la autoridad de bautizar, asimismo aprobando las doctrinas Mormonas y su poligamia? 

Mas, si usted niega a José Smith el derecho, por sus herejías, ¿qué hará con todos los otros y sus herejías tales como los Paidobautistas, salvación bautismal, que pretendiendo que la iglesia es mayor que la palabra de Dios, que tienen el derecho de cambiar la palabra de Dios a su placer y conveniencia, y que a través de los siglos han negado la libertad de conciencia, y el derecho de adorar a Dios como lo dicta la conciencia, y que por esta convicción, pasen a espada y sean quemados en piras todos los que aspiran a adorar a Dios conforme a su propia conciencia? 

“Y vi una mujer sentada sobre una bestia bermeja llena de nombres de blasfemia y que tenía siete cabezas y diez cuernos y la mujer estaba vestida de púrpura y de escarlata y dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano llena de abominaciones y de la suciedad de su fornicación; y en su frente un nombre escrito: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LA ABOMINACIONES DE LA TIERRA. 

“Y vi la mujer embriagada de la sangre de los santos y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé maravillado de gran admiración. 

“Y he aquí hay mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete montes sobre los cuales se sienta la mujer y son siete reyes... 

“Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá porque es el Señor de los Señores, y el Rey de los Reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” 

¿Ha dado Cristo a esta mujer vestida de escarlata, con el cáliz de oro en su mano, lleno de abominaciones y suciedades de su fornicación que hace guerra al Cordero, autoridad de administrar su bautismo, poner su mesa, y continuar las obras de El? 

El Dr. A. C. Dayton ha presentado bien el argumento después de esta figura: 

No se negará que todo lo que la palabra de Dios dijo a las primeras iglesias, fue con el fin intencionado para nuestra instrucción. Lo que hubiera sido errado para ellos hacer en vista de las enseñanzas de Cristo y de los apóstoles, es ahora erróneo para nosotros como lo fue a las Iglesias de Cristo. Permítanos, entonces, suponer que este caso no hubiera existido en el tiempo de los apóstoles y veamos si podemos hallar algunas reglas generales, afirmadas, por las cuales debe ser decidido de una vez y fácilmente. 

“Esas primeras iglesias, creemos, fueron Iglesias Bautistas, tanto al considerar su organización, como sus doctrinas y sus ordenanzas. Ahora supongamos que algún predicador entre ellos hubiera empezado en seguida a rociar niños e insistir en que éste fue el bautismo que Cristo ordenó, y el que dejara de hacerlo cometía pecado en contra de Dios. 

¿Qué instrucciones hallaría la iglesia en la palabra de Dios concerniente a tal hombre? 

“Ellos no mirarían la 2a. a los Tesalonicenses 3:6: ‘Empero os denunciamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que anduviere fuera de orden, y no conforme a la doctrina que recibieron de nosotros.’ Y en Romanos 16: 17: ‘Y os ruego, hermanos, que miréis los que causan disensiones y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos’ ¿Qué debe imponer esto a la iglesia? ¿No debe lanzar fuera de su compañía al tal? ¿No debe ella destituírlo a él y a sus actos oficiales? iSí! Si es un hermano, miembro de una Iglesia Bautista, y no enseña así, la iglesia debe despojarlo de su ministerio y excluirlo de su comunión. Ningún Bautista duda esto. Mas ahora supongamos que él reune a un grupo de los que roció por bautismo, cuando fueron niñitos, y los organiza en sociedad y los llama iglesia de Cristo, y demanda para él autoridad como ministro; para administrar la ordenanza del bautismo a los creyentes en el nombre de Cristo, y entonces insiste que las iglesias que no pudieran tener comunión con él, ni compañerismo con sus doctrinas, las iglesias que le han depuesto y excomulgado a él, deben reconocer como legal y escritural su administración oficial de la ordenanza de Cristo. ¿La misma ley que le repudió y condenó como hermano, no le repudiaría y condenaría triplemente como el guiador de otra organización rival? Ciertamente. !Lo que la iglesia no pudiera tolerar en un hermano, ella no pudiera endosar y recibir en él que es un extraño! Ningún hombre de sentido común, que razona sobre materias religiosas, de la misma manera que sobre otras cosas, jamás soñaría hacerlo. Si las escrituras lo requirieron, nosotros hubiéramos juzgado a la Biblia un libro extraño y contradictorio.” 

En el capítulo que sigue mostraremos cómo la iglesia Post-apostólica consideró este asunto, y cómo la Iglesia de Cristo continuó considerándole por 1300 años hasta la Reforma Protestante, y aun hasta la presente época. ¿Estuvieron nuestros Padres equivocados en esta materia, para contender por la fe una vez dada a los santos, aunque ellos sufrieron a través de los siglos? 

“Fueron apedreados, fueron aserrados, tentados, matados por espada, peregrinaron con pieles de ovejas y carneros, siendo desamparados, afligidos, atormentados; (de los cuales el mundo no era digno): errantes en los desiertos y montañas, cuevas y cavernas de la tierra. y todos estos obtuvieron un buen testimonio por la fe, no recibió la promesa, Dios proveyendo alguna cosa mejor para nosotros, que ellos sin nosotros no pueden ser hechos perfectos.”