CAPITULO 13
El Carnino por el Cual Pueden
Asociarse las Iglesias
No hay manera bíblica por la cual las
iglesias puedan combinarse, pero sí, pueden asociarse como cuerpos iguales.
Esta manera de asociarse no consiste en reuniones en determinado lugar, sino
que las iglesias se asocian en la obra.
Pueden elegir mensajeros, aunque estos no son la asociación. Ellos representan a las iglesias-las cuales
constituyen la asociación. La
asociación, propiamente hablando, nunca se reúne; solamente se reúnen los
mensajeros de las iglesias; y aunque es común hablar de la reunión de los
mensajeros como si ésta fuera la asociación, esto es sumamente incorrecto.
Estos mensajeros son nada más ni menos que un comité combinado elegido por las
iglesias para el propósito de consultar acerca de la obra que el Maestro ha
comisionado a cada una de ellas.
Puesto que la comisión fue dada a la
congregación como tal, se sigue que las congregaciones como tales son las
unidades en toda obra asociada o cooperativa. Tienen que, por lo tanto,
trabajar juntas en condiciones de perfecta igualdad. La iglesia grande o rica
es sólo una iglesia, y no debe tener privilegios especiales en razón de su
tamaño o riqueza. Por ese motivo, las representaciones en asociaciones o
convenciones sobre bases numéricas y financieras son igualmente incorrectas.
Si el Señor hubiera dada la comisión a individuos como tales, entonces el
número de estos, por supuesto, determinaría el número de mensajeros. O también,
si la comisión hubiera sido dada a las iglesias según su riqueza, entonces la
cantidad de dinero dada debería determinar el número de mensajeros. Pero si el
Señor le dió la comisión a la iglesia, como tal, se sigue que un igual número
de mensajeros debe ser enviado de cada iglesia asociada. No hay necesidad de
repetir los argumentos bíblicos que prueban que la comisión fue dada a las
iglesias, como tales, ya que esas bases han sido examinadas en páginas
anteriores.
Para abogar logicamente a favor del
sistema convencionista de cooperación, habría que admitir que la comisión fue
dada a individuos. Lo mismo como también, para abogar a favor del sistema
asociacionista de trabajo, hay que afirmar que la comisión fue dada a las
iglesias como tales. Todo el asunto estriba en eso.
Lo que muy a menudo llamamos
“asociación” no es una organización en la acepción común del término, de
ninguna manera, sino que es solamente el medio de trabajar juntos
inteligentmente varias organizaciones independientes. No es otra cosa sino un trabajo asociad~trabajando en una misma
cosa al mismo tiempo y en la misma manera, pero trabajando como iglesias
individuales, independientes y libres. Más allá de esto no pueden ir sin
violar la ley del Maestro, quien le dijo a la iglesia individual como tal: “Id,
y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos etc. (Mateo
28:19,20.)
Es un hecho que la iglesias se
asociaban en la obra del Maestro en tiempos apostólicos, como se ve en II
Corintios 8:19-23. Aquí había una obra unida de las iglesias por medio de
“mensajeros,” un comité combinado. “En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador
para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las
iglesias, y gloria de Cristo.” (Idem, Vs. 23.)
Ciertamente las iglesias pueden elegir
mensajeros para llevar a cabo una obra cooperativa, pero no deben hacerlo a
menos que sea en términos de perfecta igualdad; y las iglesias como tales deben
llevar a cabo la obra.