CAPITULO 14

 

El Camino de las Cartas

Eclesiásticas, Ordenaciones,

-Matrimonios, Funerales, etc.

Bosquejo de una Carta Esclesiástica

de Despedida

 

Una carta eclesiástica de despedida es solamente una recomenda­ción del miembro que la posee. No tiene otro valor que el de reco­mendar a la persona poseedora de ella. Siendo así el caso, la carta debe exponer los hechos para que cualquier otra iglesia, en la cual pida membresía, pueda conocer el carácter del solicitante. La persona que recibe la carta retiene la membresía en su iglesia hasta que llegue a ser miembro de otra. El mero hecho de que le hayan dado una carta de despedida no indica qua la persona a quien se refiere queda fuera de la iglesia.

 

Otra iglesia no está obligada a recibir un miembro porque venga con una carta. Una carta es sólo una recomendación, y en ningún sentido un traslado.

 

Cuando una persona es bien conocida en una iglesia, de la cual desea hacerse miembro, no hay necesidad de una carta eclesiástica. La iglesia, conociéndole bien, no necesita una recomendación a su favor. Pero, como un acto de cortesía hacia la iglesia de la cual es miembro, es completamente correcto pedir dicha carta.

 

Un modelo corriente de una carta eclesiástica es como sigue:

 

San Jose, Costa Rica, C.A.

       Enero ____________________ 20_________   

      

       La presente es para certificar que Juan García es un miembro de la Iglesia Bautista ___________________________________  gozando del pleno compafierismo de la misma. Accediendo a su propia petición le despedimos del seno de nuestra Iglesia para unirse con cualquier otra de la misma fe y orden. Su membresía con nosotros terminará cuando él se haya unido con Otra iglesia de la misma fe y orden.

 

                   Acordada por la iglesia en coaferencia.

 

Juan Rodrigaez, Secretario de la Iglesia.

 

Cuando se sabe con cual iglesia desea unirse le persona, la carta puede ser dirigida directamente a esa iglesia. El siguiente es un buen modelo:

                   San José, Costa Rica, C.A.

       Enero _________________ 20 _________

      La Iglesia Bautista ____________________a la hermana

Iglesia  Bautista _______________________

 

Estimados hermanos: Por medio de la presente certificamos que Juan García es miembro de nuestra Iglesia, gozando del pleno compañerismo de la msima. Accediendo a su petición le despedimos de nosotros para que se una con ustedes. Cuando él haya sido recibido por ustedes. su conexión con nosotros terminará.

 

Hecha por orden de la Iglesia.

 

Juan Rodríguez, Secretario de la Iglesia.

 

 

Ordenando Predicadores

 

La forma de ordenar predicadores es invitando un concilio de ministros-un presbiterio-y la iglesia, por medio de este concilio, examina al candidato con referencia a su llamamiento y sus cuali­dades para el ministerio evangélico. Después de un examen cuidadoso y con oración, el cual apropiadamente puede ser acompañado con ayunos, si el presbiterio juzga al candidato digno de ordenación, la iglesia es notificada.  Entonces, la iglesia, por votación, recibe o rechaza el informe del presbiterio, conforme su parecer, porque la responsabilidad para la ordenación reside en la iglesia. Si la iglesia acepta el informe del presbiterio, la ordenación sigue. Esta consiste en orar, el presbiterio poniendo las manos encima del candidato.

 

Modelo de un Certificado de Ordenación

      Certificamos que el hermano _________________fue ordenado para la obra del Ministerio Evangélico, con oración y con la imposición de las manos del Presbiterio, bajo la autoridad de la Iglesia Bautista ___________ el día  ________de __________de 20_______ Los nombres de los presbíteros que integraron el Presbiterio son:

 

                  Después de un cuidadoso examen este Presbiterio recomendó la ordenación de dicho hermano. Por lo tanto, nuestro amado hermano, el portador de este documento, tiene la entera aproba­ción del Presbiterio que recomendó su ordenación, y de la iglesia que le ha ordenado, y es encomendado a las iglesias en todas partes por ser digno y calificado para la obra a la cual el Señor le ha llamado.

 

(Firmado)      Pbro. Juan Guerrero, Presidente F.M. Granados, Secretario.

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Matrimonios

 

Si bien el matrimonio es un contrato civil, hecho así por las leyes del estado, se ha hecho costumbre que ministros evangélicos efectúen la ceremonia. El asunto de unir un hombre y una mujer como mari­do y mujer es un asunto serio y solemne; y no se debe entrar en ello con ligereza. Ningún predicador debe efectuar jamás una ceremonia matrimonial donde alguno de los contrayentes ha sido divorciado, a menos que la causa del divorcio, haya sido fornicación o adulterio. Eso debe tenerse en mente constantemente. Los predicadores deben demostrar su desacurdo con todo divorcio, a menos que sea el que tiene respaldo escritural. (Mateo 5:31432.)

En el año 1900, el que escribe redactó una ceremonia matrimonial, la cual usa en todos los matrimonios que le toca celebrar:

 

 

Ceremonia Matrimonial

 

Dios en Su bondad vió que no era bueno que el hombre estuviera solo, y por esta razón creó una compañera para él. Así pues que tenemos autoridad Divina para el rito sagrado del matrimonio.

 

Favor de unirte las manos. (Los contrayentes entonces se unen las manos.)

 

Estamos ahora ante el altar que Dios mismo ha eregido en medio de la pureza del Paraíso, envueltos del perfume de las flores, rodeados de ejércitos celestiales y besados por los rayos dorados de la mañana juvenil hasta llegar a tener una belleza radiante. Todo esto enseña que el estado más puro es aquel del matrimonio.

 

El Paraíso se perdió, pero permanece de él este altar, el cual ha llegado hasta nosotros a través de las vicisitudes del tiempo, sin haberse alterado con los horrores de la guerra ni olvidado en tiempos de paz, una reliquia de belleza primordial con las sonrisas de Dios descansando sobre ella.

 

Señor ___________¿escoge usted a esta mujer para ser su legítíena esposa, para amarla, apreciarla, sostenerla y confortarla a través de la vida, para unirte a ella y solamente a ella, hasta que la muerte les separe?

 

Respuesta:   Sí, señor.

 

Señorita ____________(o Señora, si es viuda) ¿acepta usted a este hombre para ser su legítimo esposo, para amarle, apreciarle, confortarle y ayudarle a través de la vida, uniéndose a él, y solamente a él, hasta que la muerte les separe?

 

Respuesta:   Si, señor.

 

Entonces nor la autoridad puesta en mi, como ministro del Evangelio, yo les declaro marido y mujer; de aquí en adelante en interés y destino, los dos serán uno, para vivir juntos en la santidad del amor del matrí­62

monio hasta la última dorada puesta del sol en el camino de la vida, para nunca separarse hasta la sombra profunda del último atardecer, la muerte. Oremos.

 

 

Luego sigue la oración que el predicador tenga en su corazón para ofrecer por la pareja recién unida.

 

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Funerales

 

Por todos los medios posibles debe evitarse una demostración en un funeral.  Usese una porción de Escrituúa apropiada para leer, como el capítulo quince de 1 Corintios.  Esta lectura, con breves comentarios y una oración, es suficiente en cuanto a ejercicios re­ligiosos.

 

Comentando sobre la vida del finado, tenga cuidado de no dejar la impresión de que un hombre malvado ha ido al cielo, y no trate de esconder el hecho de que aún los mejores cristianos tienen sus faltas y que en todos, solamente la gracia de Dios puede salvar el alma.

Una palabra de advertencia siempre está en orden en un funeral. Llámeles la atención a la certidumbre de la muerte y el juicio. ms­leles a prepararse para el más allá.

 

Nunca debe haber más ceremonia en el entierro que el canto de un himno y una oración. El detener la gente en sol candente o en el viento helado, o parada sobre la tierra húmeda por un tiempo prolongado, es incorrecto. Ray mucha necesidad de reforma con res­pecto a este punto en nuestros entierros.

 

Cuando la muerte ha entrado en un hogar, ese es el momento oportuno para que el predicador gane a los inconversos de la familia para Cristo, y un ministro es sabio si sabe aprovechar esta oportunidad.