CAPITULO 7 

LA PRUEBA DOCTRINAL 

En el capítulo anterior se trató de mostrar por el proceso de eliminación que únicamente las iglesias bautistas pasan la prueba de historicidad en cuanto se refiere a su origen y perpetuidad. Dejando a un lado por el momento nuestras averiguaciones, continuemos ahora nuestra búsqueda de la verdadera ecclesía o iglesia a través de la segunda ruta propuesta, a saber, la de DOCTRINA. Esta prueba doctrinal es por cierto tan importante como lo es la de la historicidad. Si se puede demostrar que las iglesias bautistas son apostólicas en referencia a las doctrinas que sostienen, y que son las únicas iglesias que positivamente mantienen las doctrinas que prevalecían en las iglesias novotestamentarias en forma pura, debe entonces ser doblemente aparente que las iglesias bautistas son las verdaderas iglesias de Cristo. 

No es de ninguna manera una tarea difícil averiguar las doctrinas y prácticas fundamentales de las iglesias que existían en los días de los apóstoles, porque la iglesia que Jesús fundó tiene ciertas características doctrinales bien definidas asentadas en el Nuevo Testamento, por medio de las cuales ella se puede reconocer para siempre y distinguir de entre todas las instituciones apócrifas que, a través de las edades, pudieran levantarse para Ilamarse a sí mismas “iglesias cristianas.” 

Para tratar de identificar la iglesia que Jesús edificó por medio de una investigación doctrinal, pudiera ser provechoso indicar el método que vamos a utilizar. Examinemos primero al Nuevo Testamento y notemos las características de las iglesias de los tiempos apostólicos. 

Seguidamente examinaremos las características de los bautistas para ver si estas coinciden con las del periodo novotestamentario. Después daremos una breve ojeada a las enseñanzas y prácticas de otras grandes denominaciones para ver cómo quedan en relación con las doctrinas y prácticas de las iglesias del Nuevo Testamento. Para seguir este procedimiento, necesariamente tendremos que ser breves. 

Una de las cosas más sobresalientes e impresionantes que se nos presentan cuando leemos acerca de las iglesias novotestamentanas es que se componían de LOS QUE HABIAN SIDO REGENERADOS Y NACIDOS DE NUEVO. La doctrina de la membresía regenerada de las iglesias está claramente imprimida en las páginas del Nuevo Testamento que nadie puede equivocarla. De hecho, la misma palabra ecclesía, conforme su uso en el sentido cristiano, debería significar para nosotros una asamblea de gente “llamada fuera” del mundo para formar una compañía aparte una compañía de gente regenerada. En las palabras del Dr. Bow: “la palabra traducida iglesia originalmente significaba ‘llamada fuera’...así que en el sentido más alto y más santo, todos los redimidos son llamados fuera, y acertadamente se les aplica el término.” En los Hechos 2:47 encontramos las siguientes palabras: “Y el Señor añadía cada día a los que se salvaban.” (Biblia Anotada de Scofield, margen). En todo el Nuevo Testamento no encontramos ni la menor indicación de que se admitiera a nadie como miembro de las iglesias, solo solamente a los que profesaban ser regenerados. En verdad, sin regeneración, la membresía en una iglesia pierde todo significado. Los deberes y obligaciones que pertenecen a los miembros de la iglesia, conforme enseña el Nuevo Testamento, presuponen un cambio interno radical por parte de cada persona que se una con la iglesia, para hacerle apto para desempeñar su tarea. Las Escrituras no respaldan en absoluto la idea de que la iglesia debe existir como una especie de reformatorio, en el cual se debiera recibir a los no regenerados, acondicionarlos y cambiarlos en hijos de Dios. Al contrario, cada iglesia, según la idea del Nuevo Testamento, debe ser una asamblea del regenerado pueblo de Dios, Ilamado fuera y separado del mundo - “un pueblo propio, celoso de buenas obras.” (Tito 2:14). 

Además, inseparable de la doctrina de una membresía regenerada de la iglesia, podríamos mencionar de ocasión que las iglesias del Nuevo Testamento practicaban únicamente el BAUTISMO DE CREYENTES.

Una profesión de fe fue requerida antes de que el bautismo fuera administrado. En Hechos 2:41 leemos estas palabras: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados.” Nótese que “recibir la palabra” fue antes del bautismo. “Su palabra” se refiere al evangelio predicado por Pedro. Ningunos son elegibles para ser bautizados, según las Escrituras, hasta que primero no hayan escuchado el evangelio y lo han creído y recibido. Un cierto escritor lo ha explicado así: “Para una persona que no ha ‘recibido la palabra,’ la única diferencia entre antes y después de ser inmergida, es que antes de inmergirse vestía ropa seca, y después la ropa está mojada.” Muchos casos se podrían citar para probar que Unicamente los creyentes se bautizaban y se añadían a la iglesia en los tiempos novotestamentarios, si el espacio nos lo permitiera. 

Fácilmente se me viene a la mente el caso de Lidia, el del carcelero de Filipo, de Cornelio, de Felipe y el eunuco etíope. En ningún versículo del Nuevo Testamento se encuentra cosa alguna que indicara que se hayan bautizado personas antes de que éstas Ilegaran a una edad que permitiera una fe personal en Cristo. En verdad, el bautismo escrituraral tal como se enseria en el Nuevo Testamento presupone una fe salvadora en Cristo. El orden, tal como fue dado en la gran comisión es: primero

hacer discípulos; segundo, bautizarlos. 

Preguntemos ahora: ¿Coinciden las iglesias bautistas hoy día con las iglesias apostólicas en los dos detalles que se acaban de mencionar? 

Es muy claro que sí, lo hacen. Nadie se bautiza o Ilega a ser miembro de una iglesia bautista hasta después de haber hecho una profesión de fe en Cristo y alegar ser salvo. Es cierto que personas no salvas a veces se unen a la membresía de iglesias bautistas, pero lo hacen por engaños y pretensiones falsas. 

¿Pueden los bautistas reclamar algo más que otras iglesias con respecto a las doctrinas que se acaban de mencionar? ¿Que es la posición de las otras denominaciones en lo que se refiere a estos puntos? Nótese bien la siguiente declaración muy acertada, hecha por el Dr. T.T. Martin (en el libro, La Iglesia Novotestamentana): “LAS IGLESIAS BAUTISTAS SON LAS UNICAS IGLESIAS EN LA TIERRA QUE REQUIEREN QUE UNA PERSONA PROFESE SER SALVA ANTES DE UNIRSE CON LA IGLESIA O BAUTIZARSE.” Esta declaración resultó ser chocante para mí hace varios años cuando la leí por primera vez. Pero una investigación ha confirmado en mí la creencia que es la verdad. Otras grandes denominaciones, o mezclan el bautismo infantil con el bautismo de los creyentes, o mantienen la teoría de la regeneración bautismal. Por ejemplo, los metodistas y los presbiterianos tienen campañas evangelísticas, y después de estas, a menudo bautizan (?) a los que profesan fe en Cristo durante la campaña. Y en el mismo servicio pudieran bautizar (?) infantes que no tienen edad para creer ninguna cosa. Por supuesto, si fuera practicado universalmente el bautismo de los infantes, el bautismo de los creyentes perecería en la tierra. Por la otra mano, los campbelistas bautizan únicamente a aquellos que tienen suficiente edad para creer pero estos mantienen la teoría de la regeneración bautismal, y bautizan para ayudarles a salvarse. Son Unicamente los bautistas los que requieren una profesión de fe salvadora en Cristo antes de bautizarse, o ser aceptado en la membresía de la iglesia. 

Otra cosa sobresaliente en el Nuevo Testamento tocante a las iglesias de ese tiempo es el CAMINO DE LA SALIVACION tal como fue enseñado por ellas. Las iglesias apostólicas mantenían que la salvación era por gracia, por medio de la fe en Cristo únicamente. Como prueba de esto, ofrezco las bien conocidas palabras de Pablo como se encuentran en Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” La muerte vicaria de Jesús fue declarada como la única manera de redención para cualquier ser humano, y la enseñanza era que únicamente por fe en El como el Redentor y Salvador divino podría uno salvarse y Ilegar a ser un hijo de Dios. Gá!atas 3:26 lo explica acertadamente: “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.” También Hechos 16:31: “...Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo...” 

¿Están de acuerdo los bautistas con la doctrina de la salvación por gracia por medio de fe en Cristo? Positivamente, sí, lo están. “Esta es una doctrina básica en el modo de pensar de los bautistas. Esta doctrina impregna todo el sistema de ideas bautistas y tiende a determinar todas las demás cosas en la manera de pensar de los bautistas.” Ningún otro camino de salvación se mantiene o se enseña en las verdaderas iglesias bautistas. 

¿Están de acuerdo las otras denominaciones con el Nuevo’ Testamento y con los bautistas en esta doctrina? Sobre este punto copiaremos otra cita del Dr. S.E. Tull: “Los católicos creen que la salvación no es puramente por gracia, que la muerte de Jesucristo no es el único medio de salvación, sino que la ordenanza de bautismo es eficaz, que tiene gracia sacramental, y es esencia! para la salvación.” El Concilio de Trento declaró que en el bautismo no solamente se concedía la remisión del pecado original, sino que también todo lo que propiamente tiene la naturaleza del pecado queda separado.” A uno se le hace “un cristiano, un hijo de Dios, y heredero del cielo.” 

A favor de la doctrina de salvación puramente por gracia por medio de la fe, los únicos firmes son los bautistas, y todos los demás sostienen la posición de los católicos. Los luteranos, los anglicanos, los presbiterianos, los congregacionalistas y los metodistas mantienen honradamente la posición católica de que el bautismo infantil contiene gracia sacramental, mientras que los campbelistas mantienen que el bautismo por inmersión es esencial para la salvación. 

En vista de la posibilidad de que algunos me critiquen por haberles clasificado con los católicos en esta doctrina de la regeneración bautismal, este servidor citará la ley de algunas de las otras iglesias sobre este tema. A menos que los legisladores eclesiásticos hayan cambiado sus leyes muy recientemente, lo siguiente rige para las iglesias nombradas, y es una muestra justa de la posición de todas las iglesias pactadas sobre esta doctrina.

El Catecismo de la iglesia episcopal reza así: 

“EI bautismo es aquello por medio del cual fui constituido un miembro de Cristo, un hijo de Dios, y un heredero del reino del cielo. “ 

Si esto no enseña la regeneración bautismal, pedimos que se nos diga, ¿cuáles palabras se podrían usar para enseñarla

La Confesión Presbiteriana se lee así: 

“El bautismo es un sacramento del Nuevo Testamento ordenado por Jesucristo, no solo para la admisión solemne del particular que se bautiza a la iglesia visible, sino también para que se le sirva de seria y sello del pacto de la gracia, de haber sido injertado en Cristo, de la regeneración, de la remisión de pecados, y de haberse entregado a Dios por medio de Jesucristo para andar en novedad de vida. “ 

El Manual Metodista se lee como sigue: 

“Santifique esta agua para este santo sacramento y conceda que ate niño que ahora se bautiza, reciba la plenitud de h( gracia, y que siempre’ permanezca en el primero de tus niños fieles y electos. ” 

Que el querido lector observe bien lo que se acaba de leer: “conceda que este nulo...siempre permanezca en el número de tus niños fieles y electos.” Este rito le mete al infante en el reino y en la familia de Dios, y todavía sin nada de fe personal. Pueda que crezca hasta la madurez con la idea de que es un hijo de Dios por su bautismo, y por consiguiente que nunca Ilegue a regenerarse, o tal vez ni siquiera ver la necesidad de esto. No concuerda esto por cierto con las palabras de Jesús, “que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” 

Los artículos metodistas fueron basados en los de la iglesia anglicana, y una consulta a lo escrito por el fundador del metodismo muestra que el creía en la regeneración bautismal en cuanto se refiere a los infantes. Tocante a los artículos de la iglesia anglicana, a la cual el pertenecía, encontramos a Juan Wesley escribiendo lo siguiente: (en el libro, Sermones, Londres, 1872 D. C., Tomo 2, Sermón 45, p. 74, ed. en inglés): “Es cierto que nuestra iglesia presume que todos los que se bautizan en su infancia nacen a la vez de nuevo; y se concede que el oficio entero para el bautismo de los infantes procede sobre esta hipótesis.” 

Este servidor ha visto a metodistas que rotundamente negaban que el fundador del metodismo se haya adherido a la regeneración bautismal de infantes, pero en la cita arriba lo tenemos en blanco y negro de sus propios sermones que han salido a luz. 

Examinemos ahora el aspecto luterano. Esto ha sido explicado por su propio fundador en la Confesión de Augsburgo (Credo de Augsburgo) como sigue: 

“Tocante al bautismo, ellos enseñan que esto es necesario para la salvación ... Y condenan a los anabautistas, quienes mantienen ... que los infantes pueden ser salvos sin el.”(Neander, Historia de Dogmas Cristianos, T. 2. p. 693• 

“En una ciudad donde el que escribe estas Iíneas trabajaba en el evangelio, los pastores de todas las iglesias de la ciudad se reunieron cierto día por la mañana para cambiar impresiones sobre la aconsejabilidad de invitar al Dr. R. A. Torrey para celebrar una campaña evangelística que abarcara a toda la ciudad. A dicha conferencia de pastores Ilegó el rector episcopal de esa ciudad. Este pidió la palabra y dijo lo siguiente: ‘Quiero aclarar mi posición delante de todos ustedes los pastores de esta ciudad, tocante a mi relación con la campana evangélica que se propone celebrar. Yo no puedo cooperar con ustedes en este movimiento, y mi deseo es que ustedes comprendan mis convicciones en este asunto. Yo no creo en lo que entre ustedes es conocido como evangelismo. Yo no creo en lo que ustedes denominan conversión bajo la operación espontánea del Espíritu Santo en el corazón humano. Yo creo en la gracia pactada, y que uno Ilega a ser cristiano por medio del bautismo y confirmación en la iglesia. Por esta creencia que yo tengo, yo no puedo participar con ustedes en su propuesta campana evangelística y ser consecuente.’ Todo esto dijo el señor rector con mucha franquesa y sinceridad. Entonces, aparentemente como para justificar su posición. después de unos momentos, continuó diciendo: ‘Quiero decir a los que son pastores presbiterianos aquí, que si ustedes cumplen con las enseñanzas del pacto de su iglesia, que no pueden participar en ninguna reunión evangelística. Lo que deben hacer es, o abandonar nuestras enseñanzas del pacto, o dejar de celebrar campanas evangelísticas. Porque, en tratar de hacer las dos cosas, están haciendo dos planes, por medio de los cuales los hombres Ilegan a ser cristianos. A mi parecer, estos predicadores bautistas son los únicos predicadores en nuestra ciudad que pueden ser consecuentes y Ilevar a cabo una campana evangelística. Ellos no creen en la gracia pactada, sino que a cada persona le exigen una experiencia personal de religión, la cual ellos Ilaman conversión y regeneración.’ “ (en el libro “El Denominacionalismo Sometido a Prueba,” por Tull). 

Un estudio más a fondo de las iglesias apostólicas, como se describen en el Nuevo Testamento, descubre varios hechos relativos a las Ordenanzas ADMINISTRADAS POR ELLAS. Estos hechos se pueden expresar de la siguiente manera: 

1. Las ordenanzas eran dos. y únicamente dos en número: el bautismo y la cena del Señor - Mateo 18. 19; I Cor. I1:23-30. 

Todos los esfuerzos para deducir de las Escrituras el lavamiento de los pies como una ordenanza, fracasan. Está claro que los apóstoles no tenían ninguna tal ordenanza. Tampoco se celebraban las dos ordenanzas arriba mencionadas en tal forma como si fuesen sacramentos. Hablar de la cena del Señor como el “sacramento” no solo falta de ser escritural, es más, es anti-escritural. 

2. Las ordenanzas eran ordenanzas eclesiásticas. Esto se admite prácticamente por unanimidad por parte de todas las grandes denominaciones. A la luz de esta concesión, la “cena abierta” Ilega a constituirse en una práctica, no solo no bíblica, sino también una inconsecuencia evidente. Y si es cierto que las ordenanzas fueron entregadas a los bautistas, tal como este servidor ha tratado de demostrar, entonces sigue que la aceptación de la “inmersión ajena” resulta ser, de todas cosas, la más grande inconsecuencia para las iglesias bautistas.

3. Eran ordenanzas simbólicas, diseñadas para ilustrar grandes verdades. pero sin poseer ningún poder salvador en absoluto. No hay necesidad de hablar sobre esto, porque la enseñanza del Nuevo Testamento tocante a la salvación por gracia que hemos tratado antes, nos impide atribuir alguna eficacia salvadora a las ordenanzas. Porque claramente, si la salvación es por gracia por medio de la fe en Cristo, entonces no puede ser por el bautismo, ni por la cena del Señor. ni por hacer obra alguna por nuestra parte. 

4. El Bautismo era administrado por lo inmersión del candidato en agua. No se encuentra en el Nuevo Testamento ni la menor sugerencia de rociamiento o derramamiento. Muchos casos patentes de inmersión están indicados. Es evidente que eso fue el único modo de bautismo, porque Pablo escribe en Efesios 4:5, “Un Señor, una fe, un bautismo.” Y en verdad, el significado del término “bautizar,” siempre que se estudie en el idioma original, es suficiente para aclarar perfectamente para cualquier persona imparcial, que la inmersión era el modo primitivo. Además, todos los eruditos confiables de las diferentes denominaciones francamente conceden que la inmersión era el “modo” del bautismo practicado en los tiempos apostólicos. 

5. La Cena del Señor, siendo una ordenanza eclesiástica, era restringida a los miembros de la iglesia. Siendo así el caso, era precedida naturalmente por la inmersión. 

¿Cómo se encajan las creencias de las iglesias bautistas hoy día con la enseñanza novotestamentaria tocante a las ordenanzas La respuesta es. que están justamente de acuerdo. 

Las otras denominaciones están tristemente discordes. Los católicos admiten que ellos cambiaron la ordenanza del bautismo en el siglo duodécimo porque el rociamiento es más conveniente. A propósito copiaré aquí una cita del Cardenal Gibbons (en “La Fe de Nuestros Padres” - pp. 316, 317, ed. en inglés): “Durante varios siglos después del establecimiento de la cristiandad, el bautismo era usualmente conferido por inmersión. Pero a partir del siglo duodécimo, el bautismo por infusión ha prevalecido en la iglesia católica, porque este modo se celebra con menos inconveniencia que el bautismo por inmersión...El bautismo es el medio esencial establecido para lavarse de la mancha del pecado original, y la puerta por donde encontramos admisión a la iglesia. 

De modo que el bautismo es tan esencial para el infante como también para el hombre adulto. Los infantes no bautizados están excluídos del reino del cielo. El bautismo nos hace herederos del cielo y coherederos de Jesucristo.” 

Las iglesias protestantes (tenga en mente siempre que los bautistas no son protestantes), siendo los descendientes directos de la iglesia católica, recibieron su bautismo de infantes y sus modos pervertidos del bautismo de su pariente materna, la iglesia católica. Los campbelistas y otros que mantienen que el bautismo es esencial para la salvación, han conseguido su regeneración bautismal de la misma fuente. 

Tocante a la cena del Señor, encontramos que los católicos y protestantes universalmente se han apartado de la sencillez del concepto novotestamentano de que el pan y el vino son meramente un símbolo o recordatorio que se debe recibir en memoria del Salvador. Los católicos mantienen la transubstanciación, la doctrina de que el pan y el vino cambian en el verdadero cuerpo y sangre de Cristo. Los luteranos mantienen la consubstanciación, la cual es apenas una modificación de la idea católica. Otros, tales como los presbiterianos y los metodistas, mantienen la idea de una bendición sacramental o espiritual, lo que hace de la ordenanza algo más que un mero memorial. Además, la mayor parte de las denominaciones que funcionan en la actualidad no ponen la inmersión como requisito previo a la participación de la cena del Señor, como sí, lo hacían las iglesias del Nuevo Testamento, porque practican la “cena abierta” la cual admite a todos los que quieren participar - los inmergidos, los rociados, los no rociados, o lo que sea. 

Siguiendo adelante, encontramos que las iglesias apostólicas eran DEMOCRATICAS EN SU FORMA DE GOBIERNO ECLESIASTICO. Esto significa, por supuesto, que ellas reconocían el señorío absoluto de Cristo, y que no tenían ninguna cabeza o maestro humano. “Uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos” (Mateo 23:8-10) es la enseñanza novotestamentaria. N•-, existían órdenes superiores o inferiores de los clérigos; nada de papas u obispos en el sentido moderno, que mandaran a los demás. Pedro no tenía ninguna idea de ser un papa, pues a sí mismo se calificó de ser un anciano compañero de los demás predicadores (I Pedro 5:1). Cuando hacía falta un sucesor para reemplazar el oficio de Judas Iscariote, este no fue disignado por Pedro, sino por los ciento veinte miembros de la iglesia de Jerusalén (Hechos 1:15-26). Cuando los primeros diáconos fueron designados, su designación no fue hecho por Pedro, ni tampoco por los apóstoles en calidad de ancianos gobernantes, ni en calidad de haberse constituido en un colegio de obispos. Fueron escogidos por la multitud de los discípulos, o sea la iglesia. Encontramos que las iglesias tramitaban sus negocios sin interferencia ajena ni dictadura. Elegían sus propios oficiales, y por voto de la congregación recibían y destituían miembros. Por ejemplo, Pablo escribe a la iglesia en Roma (Rom. 14: 1), “Recibid al débil en la fe.” Esto indica que ellos tenían la costumbre de recibir miembros. En I Cor. 5, Pablo le dijo a la iglesia de Corinto que destituyeran a un miembro indigno. En 2 Tes. 3 les da un consejo parecido a la iglesia en Tesalónica. Otra vez, del capítulo 9 de los Hechos deducimos que a Pablo mismo se le negaron la membresía en la iglesia de Jerusalén, porque a esa altura la iglesia tenia dudas acerca de su conversión y le tenían miedo. 

Teniendo una forma democrática de gobierno eclesiástico; siendo compuestas de individuos que gozaban de igualdad - Y no teniendo ninguna cabeza visible, terrestre, las iglesias eran separadas e independientes, no siendo unidas en ninguna manera orgánica. Esto es concedido por parte de todos los historiadores de más antigüedad confiables. como la práctica reinante durante varios siglos. El historiador Geisler, escribiendo de las iglesias de los primeros dos siglos, dice: “Todas las congregaciones eran independientes la una de la otra.” (T. 1, cap. 3, ed. en inglés). Mosheim, el historiador luterano, dice (T. 1, p. 142, ed. en inglés), “Durante una gran parte de este (segundo) siglo todas las iglesias continuaban siendo, como en el principio, independientes . . . cada iglesia era una especie de república independiente.” 

¿Concuerdan las iglesias bautistas con el camino apostólico en lo que se refiere al gobierno eclesiástico y la práctica? Cualquier persona que tenga apenas un poco de conocimiento de las iglesias bautistas sabe que se encuentra en ellas una democracia en su forma más pura. Cada iglesia es separada e independiente lo mismo como en los tiempos apostólicos, y cuando las iglesias se reúnen en asociaciones y convenciones, se reúnen únicamente en una forma cooperativa y voluntaria. No existe ninguna unión orgánica como para formar una sola “iglesia” grande. Y además, ninguna asociación o convención tiene el derecho de dictar a la iglesia local. Las iglesias bautistas hoy día no tienen, como tampoco tenían en los tiempos apostólicos, dignatarios o eclesiásticos que les impongan la voluntad de ellos. Es verdad que en estos días a veces tenemos algún individuo ocasional que deseara para sí mismo el poder eclesiástico con el cual obligaría la cooperación entre los bautistas. Pero tal individuo en cada caso está predestinado a una temprana caída. 

Pero, con el propósito de hacer comparaciones, echemos una ojeada al gobierno de las otras iglesias. 

Los católicos no dan a sus miembros ningunos privilegios, sino solamente el de obedecer a “La Iglesia,” y ninguna voz en absoluto en el gobierno de la iglesia. 

La iglesia Luterana es un episcopado con poderes legislativos que gobiernan tanto a la doctrina como también la práctica de las congregaciones particulares y de los individuos. 

La iglesia episcopal tiene tribunales legislativos y hace lo mismo. 

La iglesia presbiteriana es lo que se ha denominado “una aristocracia centralizada,” compuesta de tribunales legislativos con una graduación en la autoridad, desde las sesiones de la iglesia particular hasta la Asamblea General de la denominación entera. De las decisiones tomadas por la Asamblea General no x• admiten apelaciones, ni por parte de iglesias ni de individuos. 

La iglesia congregacional se aproxima más a la posición bautista que la mayor parte de las demás en este renglón pero se aleja más en algunos otros puntos. 

La iglesia metodista es un episcopado con un sistema de maquinaria eclesiástica que deja poco campo para la autonomía de la iglesia local o para la expresión de individualidad por parte de sus miembros. 

Esta forma de gobierno eclesiástico no sólo es antibíblica; pues resulta ser desacertada en muchas instancias desde el aspecto de lo prudente. El asunto de dónde deben trabajar los pastores, la escogencia de sus campos respectivos está quitado de sus manos, y estos por lo tanto tienen que ir a donde se les envíen. En este sistema un pastor, puede que sea enviado a donde él no quiere ir y donde él siente que ni el Señor ni la gente le deseen. En cierto caso que sucedió bajo mi observación, un hombre fue enviado a tomar un pastoreado más pequeño, del cual devengaba un salario menor que el que se había acostumbrado a recibir. El cambio fue tan arbitrario e insatisfactorio que dicho predicador se hizo rebelde, y quedó en su nuevo campo apenas suficiente tiempo para deshacerse de sus muebles. Si este servidor ha sido correctamente informado, ese pastor salió de allí con la intención declarada de unirse a otra denominación. Tales sucesos son embarazosos tanto para la iglesia como también para el pastor. Son el fruto natural de un sistema eclesiástico antibíblico. 

La iglesia campbelista o “cristiana” (Nota del traductor: La iglesia “cristiana” actualmente tiene vanas divisiones. Una de las principales de estas es denominada por ellos mismos “La Iglesia de Cristo.”) recibió su forma de gobierno de su fundador, Alejandro Cámpbell, quien por su breve asociación con los bautistas, había sido empapado con algunas de las ideas de ellos. Los campbelistas profesan tener una forma congregacional de gobierno, pero en realidad el pastor está investido de poderes episcopales para recibir miembros sin el voto de la congregación. 

Otro dato que claramente se deduce del Nuevo Testamento tocante a las iglesias de aquel día es, que ERAN COMPLETAMENTE LIBRES DE COACCION. En otras palabras, creían en la libertad religiosa. La religión era asunto puramente del libre albedrío. Estaban profundamente inculcados con su deber de predicar, enseñar y persuadir, pero su trabajo se limitaba a eso. En cuanto se refiere al individuo, si aceptaba el evangelio o no, y si se afiliaba con la iglesia, esos eran asuntos para ser determinados por parte del individuo mismo, completamente aparte de cualquier clase de coacción. Existía una separación completa entre la iglesia y el estado. “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” fue la advertencia de Jesús. 

Con esa clase de concepto de la libertad de conciencia tenida por las iglesias novotestamentanas, les hubiera sido imposible la persecución religiosa. 

Otra vez preguntemos: ¿Cómo concuerdan las iglesias del día de hoy con los principios de libertad sostenidos por las iglesias apostólicas? 

La respuesta es, que sostienen estos principios todavía, justamente como los tenían en el primer siglo. Mantienen que es su deber y obligación>n de predicar el evangelio a todo el mundo, pero a nadie se le trata de forzar que lo acepte. Creen que cada hombre tiene el derecho singular de determinar para sí la cuestión de su relación para con Dios. Por consiguiente creen que el bautismo infantil es un pecado contra Dios y contra los niños pequeños, en que le impone a un niño indefenso un rito religioso y le quita a él el privilegio de obedecer a Cristo de por sí. Los bautistas no interponen ni a un sacerdote, ni a ninguna ordenanza, ni a ninguna otra cosa de por medio entre el individuo y Dios. Mantienen que cada persona puede, a través de Jesucristo, acercarse a Dios y tratar con El por si solo. En las relaciones eclesiásticas el mismo principio se mantiene firme. Ningún eclesiástico de alto rango obliga a las iglesias a tomar medidas. Ningún cuerpo de eclesiásticos maneja los asuntos de las iglesias para ellas, ni las obliga a aceptar los Iíderes que ellos escojan para el pueblo. El pueblo bautista se gobierna a sí mismo, y cada iglesia determina la extensión y clase de cooperación en la cual participará con otros cuerpos y organizaciones. 

Para los bautistas la unión de iglesia y estado es un mal execrable, del cual nunca han sido partidanos. A través de los siglos han sufrido crueles encarcelamientos, castigos, y hasta la muerte a manos de otras gentes, porque, ciertamente, gentes de otras creencias, a través de los poderes civiles, blandían la espada de coacción y persecución. 

Echemos ahora una ojeada a las demás denominaciones y observemos su actitud sobre este punto. Los católicos no dan al individuo ninguna prerrogativa personal. La iglesia posee al alma del individuo, y puede, por medio de la excomunión, destruir toda esperanza para la eternidad. La historia de la iglesia católica es una que humea sangre. Durante largos períodos el catolicismo era la religión del estado, y con tanta ferocidad perseguía, que los disidentes se encontraban obligados a esconderse en las “cuevas y cavernas de la tierra.” Basta con solo hacer referencia a la matanza de los hugonotes en la cual centenares de seres fueron masacrados, o a los horrores de la inquisición, en la cual un ingenio diabólico inventó cada tortura para afligir a los bautistas y otros que tuvieran ideas religiosas disidentes. Un servidor de ustedes escribe estas palabras desde el Brazil, donde por todos lados se ven las evidencias de la intolerancia católica. Apenas hace pocos días que vino la noticia de la manera en que los católicos deshicieron los cultos que se estaban celebrando por los bautistas en el pueblo de Bom Jardim, a pocos kilómetros de distancia de aquí. 

Los episcopales, los luteranos, los presbiterianos, los metodistas y los congregacionalistas se ponen al lado de los católicos en privar la libertad de conciencia individual, a través de su práctica del bautismo infantil. “Los campbelistas colocan una ordenanza de por medio entre el ‘ pecador y el Salvador, y de esa manera le niegan su acceso ilimitado a Dios.” Los anglicanos en Inglaterra devengan su sostén del gobierno y los bautistas están obligados a pagar para sostener a una iglesia en la cual no creen. El Dr. Juan Clifford, un predicador bautista destacado, fue encarcelado una y otra vez por negarse a pagar para ayudar a sostener a la iglesia episcopal. Los luteranos se han unido al estado y han hecho uso de su poder para perseguir. Por ejemplo, los señores Enrique Crant, Justino Mueller, y Juan Peisker, todos bautistas, fueron decapitados en Jena, en el ano 1536, por los luteranos. Entre sus creencias anunciadas estaba la doctrina de que todos los infantes son salvos sin el bautismo. (Véase el libro. “Por Que Soy Bautista,” por McArthur). Los presbiterianos han dado su aprobación a la alianza impía de la iglesia con el estado y también han perseguido. La participación de Juan Calvino, el fundador del presbiterianismo, en la quema de Serveto el anabautista, en la estaca, es tan conocida que no hace falta dar los detalles. Los congregacionalistas perseguían por medio del poder civil en los tempranos días coloniales en la América del norte. Los Iíderes bautistas Juan Clark, Holmes y Crandall fueron multados, encarcelados y públicamente latigados en la ciudad de Boston, estado de Massachussetts. Al preguntar cuál ley de Dios o de los hombres el (Clark) había quebrantado, Endicott le contestó a Clark, “Has desconocido el bautismo infantil y mereces la muerte.” 

Y se puede añadir que la persecución de los bautistas no es del todo una cosa del tiempo pasado. Hoy día en casi todos los lugares donde los bautistas sostienen la Biblia entera y predican sus doctrinas, encuentran persecución. Se les califican de “estrechos,” “fanáticos,” y se les señala con desdeño. Muchas veces sucede que, por motivo de que sus creencias no les permiten participar en toda clase de movimientos y programas unidos, se les critica amargamente. En su propio ministerio, este servidor, en una instancia tuvo su iglesia boicoteada por los miembros de otras denominaciones porque predicaba las enseñanzas del Nuevo Testamento tocante a las ordenanzas. Las formas de persecución no son las mismas como en días pasados, pero se echa mano de una persecución no menos real por parte de aquellos que no respaldan el principio puramente voluntario del Nuevo Testamento y de los bautistas.

Otra característica de las iglesias de Cristo en los tiempos apostólicos era su ACATAMIENTO DE LAS ESCRITURAS Y LOS MANDATOS DEL SEÑOR QUE LES FUERON DADOS A TRAVÉS DE HOMBRES INSPIRADOS. Para ellas, la Palabra de Dios, ya sea ésta contenida en el Antiguo Testamento, o ya predicada por la boca o por la pluma de hombres inspirados, era suficiente. 

Los cristianos de aquellos días no maltrataban al Antiguo Testamento como los modernistas de nuestros días, quienes lo dividen en trozitos y califican a esta parte como una porción del documento “J” a esta otra parte del documento “E” y así por el estilo. Para aquellos, el Antiguo Testamento no meramente contenía una revelación de Dios, mas bien, era la revelación misma. Recibían las enseñanzas de los apóstoles como autoritativas. 

Sobre este punto otra vez destacamos la semejanza entre las iglesias bautistas de hoy día y las iglesias de los tiempos tempranos. Para los bautistas, las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo constituyen la última autoridad en todos los asuntos de fe y práctica. La gran doctrina que constituye la peña sobre la cual todas las demás doctrinas se colocan. es !a siguiente: “La Biblia y sólo la Biblia es nuestra Unica y toda suficiente regla de fe y práctica.” Como alguien lo ha explicado acertadamente, “Si no se puede encontrar en la Biblia, pues no es doctrina bautista; y si es doctrina bautista, se encontrará en la Biblia.” Los bautistas creen que cada individuo tiene el derecho de leer e interpretó las Escrituras para sí mismo. No creen en estudiar e interpretar a la luz de los comentarios hechos por Fulano o Sutano, como hacen los de la “ciencia cristiana,” quienes estudian a la luz del libro de la Sra. María Báker Eddy, entitulado: “Ciencia y Salud;” o los “ruselistas” (testigos de Jehová), quienes interpretan con la ayuda de los libros del Pastor Rússell, Ilamados “Estudios Bíblicos,” o los muchos libros escritos más recientemente por el “Dr. Rutherford” y sus colaboradores; o los católicos, quienes, si acaso leen la Biblia, leen alguna de las varias imperfectas traducciones (Muchos eruditos recomiendan la Versión Nacar-Colunga como la mejor en español de las versiones católicas.) a la luz de las interpretaciones de la iglesia católica colocadas en cada página en la forma de “notas.” Los bautistas creen que la Biblia dice lo que significa, y significa lo que dice, y que fue escrita de tal manera como para ser entendida por el vulgo. No creen que sea correcto procurar justificar una práctica por medio de un código de reglamentos confeccionado por hombres falibles. Por consiguiente, el hecho de que una cosa se encuentre en una “disciplina” o “catecismo” para ellos tiene poco peso. Sin embargo. mientras que estas cosas son ciertas, también es cierto que los bautistas siempre han sido dispuestos a declarar sus creencias. Repetidas veces han hecho esto en la forma de “Confesiones de Fe.” Estas confesiones meramente colocan delante del mundo su interpretación de lo que la Biblia enseña tocante a asuntos fundamentales. No son credos obligatorios que a todos los cuerpos bautistas se les comprometieran a aceptar. pues cada iglesia tiene el privilegio de formular su propia declaración de creencias. 

¿Cuál es la actitud de otras denominaciones hacia la Biblia? Pues no es igual a la bautista, de otro modo no existiría la división que prevalece hoy día. Mucho se habla en estos días acerca de la unión de iglesias y muy a menudo se les echa la culpa a los bautistas por la condición cismática de la cristiandad. Pero se puede decir verdaderamente que los bautistas están listos para unirse con los de otras creencias en cualquier momento que estos estén dispuestos a que la unión se Ileve a cabo a base del principio de una adherencia completa al Nuevo Testamento. 

El concepto católico, por ejemplo, es lo contrario exacto del concepto bautista. Los católicos creen en el papa como la fuente de doctrina, y sostienen que él es infalible en sus decisiones. Tocante a este punto, tenemos la declaración del Cardenal Gibbons en las siguientes palabras: “Cuando se surge una controversia en la iglesia tocante al sentido de la Escritura, el asunto es referido al papa para su adjudicación final...EI pronuncia su decisión, y lo que el falla es terminante, irrevocable e infalible.” Otra vez en el mismo libro (La Fe de Nuestros Padres), el dice: “Las Escrituras nunca pueden servir como una regla completa de fe y guía completo para ir al cielo aparte de un intérprete autorizado y viviente. “ 

Otras denominaciones toman posiciones de por medio entre los bautistas y los católicos. La iglesia luterana. la episcopal y la metodista están investidas de poderes legislativos amplios para permitirles fijar la doctrina y la conducta legislativa para las congregaciones particulares y para individuos. Como ya hemos visto, la Asamblea General de la iglesia presbiteriana está investida de poder supremo en asuntos que afecten la doctrina y la práctica. 

Hay todavía otra cosa que era considerada básica entre las iglesias novotestamentarias, y esto era lo que se ha denominado, “LA APTITUD DEL ALMA, BAJO DIOS, EN LA RELIGION. “Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de si.” es la enseñanza de Pablo (Rom. 14:13). Cada alma era considerada como capacitada para tratar con Dios, sin ninguna interferencia por parte de sacerdotes o intermediarios humanos. La libertad completa de conciencia era admitida, y nunca se hacía uso de la coacción, en asuntos relativos a la religión, como anteriormente ha sido señalado. 

Tocante a este punto, a los bautistas los encontramos siendo estrictamente apostólicos. Ellos creen que el hombre en su capacidad como hombre, tiene la capacidad de conocer a Dios, y bajo el poder del Espíritu Santo, de hacer la voluntad de Dios. “Esta aptitud del alma bajo Dios,” como lo explica cierto escritor, “es de una vez exclusiva e inclusiva. Excluye a toda interferencia humana, todo apoderado en la religión, todos los ideales de intervención sacerdotal o episcopales. La religión es un asunto entre el alma individual y Dios. Están incluidos todos los derechos de una democracia firme, y cada creyente se .constituye en su propio sacerdote y rey.” Puede que no sea fuera de lugar citar aquí lo que dice el Dr. E. Y. Mullins acerca de este punto. El dice: “La significación de los bautistas en relación a la Biblia es el derecho de la interpretación y obediencia particulares a las Escrituras. La significación de los bautistas en relación al individuo, es la libertad del alma. La significación de los bautistas en relación a la iglesia, es una membresía regenerada, y la igualdad y el sacerdocio de los miembros. La significación de los bautistas en relación a la política es la separación del estado y la iglesia. Todas estas cosas brotan naturalmente u por necesidad de la doctrina de la aptitud del alma en la religión.” 

Y ahora démosles una breve ojeada a las otras denominaciones, y notemos la actitud de ellas en este asunto. Cualquier persona que conoce la posición de los católicos; aunque sea apenas, prontamente admitirá que es el antítesis directa de la doctrina bautista de la aptitud del alma. 

Al fondo del sistema completo del catolicismo romano está la idea de la inaptitud del alma. Esto se echa de ver en la confesión auricular, la negación del derecho de la interpretación privada de la Biblia, el bautismo infantil, el monopolio sacerdotal sobre los elementos necesarios para comulgar, y numerosas otras cosas. 

El protestantismo es una mezcla de las posiciones bautistas y católicas. Una cita copiada del Dr. M. P. Hunt pondrá esto en claro. El escribe lo siguiente: “En muchas cosas el mundo protestante esta ahora de acuerdo con los bautistas, pero en otras todavía retiene a los andrajos del catolicismo. Como por ejemplo, el episcopado. el bautismo infantil, y la regeneración bautismal. Todas estas cosas son antiescriturarias, y primero salieron a luz en la iglesia católica, y fueron alimentadas por el concepto no escriturario de la inaptitud del alma en la religión. En su mantención de la doctrina de la justificación por fe, el mundo protestante está en ese punto de acuerdo con los bautistas, mientras que en su bautismo de los niños, uniéndolos así a la membresía de la iglesia en su infancia inconsciente, están de acuerdo con los católicos. En los asuntos de la libertad civil y la religiosa. el mundo protestante en la América del norte ahora está en completa armonía con la posición bautista, mientras que aquellas iglesias que tienen la forma episcopal de gobierno, la consiguieron de los católicos. Los “discípulos,” (discípulos: “discípulos de Cristo,” conocidos también como la iglesia de Cristo, los campbelistas.) por ejemplo, que tienen menos de cien años de existencia, están de acuerdo con los bautistas en el asunto del bautismo de creyentes, pero están de acuerdo con los católicos en sostener que el bautismo es esencial para la salvación.” 

Otras características de las iglesias apostólicas podrían ser mencionadas y su identidad con las de las iglesias bautistas de hoy día establecida. Pero seguramente ya se ha explicado lo suficiente como para demostrar que los bautistas se refiere a su fe y práctica. Cualquiera que dé lectura al Nuevo Testamento no puede sino ver la identidad de los bautistas de hoy día con las iglesias del Nuevo Testamento. El Dr. A. T. Robertson ha dicho lo siguiente: “Déle a un hombre un Nuevo Testamento y una conciencia que funcione honradamente, y un bautista será el resultado por cierto.” Hay instancias registradas en que varias denominaciones han tratado de conquistar a un mismo nuevo convertido para la membresía de su iglesia, pero como regla general, siempre cuando se daba a conocer que dicho individuo estaba haciendo un estudio del Nuevo Testamento y que iba a dejar que eso le guiara, generalmente se concedía que los bautistas iban a ganar la partida. Si este servidor deseara ocupar el espacio podría seguir extensamente Y contar del señor I. N. Yohannan, de nacionalidad persa, que se convirtió bajo la predicación de un misionero presbiteriano, pero, al leer el Nuevo Testamento, viajó desde la Persia hasta Nueva York para conseguir bautismo bautista. Podría contar la historia del señor Juan G. Oneken y su familia en la ciudad de Hamburgo, Alemania. Estos, Ilegando a ser creyentes y estando sin guías eclesiásticos, se dedicaron a un estudio del Nuevo Testamento, con este resultado: ¡UNA IGLESIA BAUTISTA! Podría hablar del señor Adoniro Judson y del señor Rice, quienes fueron enviados al campo misionero extranjero por otra denominación, pero durante el viaje estudiaron el Nuevo Testamento, y Ilegaron a su campo con convicciones que les indujeron a unirse con una iglesia bautista, a pesar de que esto significara para eIlos renunciar el sostenimiento por parte de aquellos que les habían enviado. Podría hablar de cómo, en el estado de Parahyba, en el Brazil, hombres fueron convertidos bajo la predicación de un misionero presbiteriano, y se hicieron bautistas en creencia mediante la lectura del Nuevo Testamento. A la ciudad donde este servidor ahora está radicado (a la sazón. Ahora está en la ciudad de Tampa. Florida. E• U• A.) (Pernambuco) mandaron a pedir un predicador bautista que les vaya a bautizar.

¡Es ciertísimo que, a juzgar por la prueba doctrinal, los bautistas validan al reclamo de perpetuidad eclesiástica! 

“Hay quienes dicen que los bautistas no pueden seguir la pista de su historia a través de los siglos, por motivo de las irregularidades en las creencias entre las sectas disidentes. Bueno, al recordar que las iglesias verdaderas de Cristo han sido perseguidas en todas las épocas y desterradas hasta las oscuras cuevas y escondites de los montañas, con respecto a lo que digan sus enemigos acerca de ellos, es de esperar que aparezcan algunas diferencias entre ellos. Pero, ¿acaso están libres los bautistas de hoy día de estas pequeñas diferencias? El hecho es, que tenemos muchos bautistas unitarios en nuestro medio en la actualidad, a los cuales estamos tratando de sacar afuera de nuestra comunión.” 

- J. L. Smith, en “Baptist Law of 

Continuity” - La Ley Bautista de 

Continuidad.