CAPITULO 11
¿CUAL ES LA MISION DE LA IGLESIA QUE JESUS
EDIFICO?
En los capítulos anteriores este servidor ha tratado
de mostrar la enseñanza bíblica tocante a lo que es una iglesia
novotestamentaria genuina. Junto con esto se ha presentado evidencia histórica
para probar ?I punto de una demostración que iglesias bautistas han tenido una
existencia continua desde el tiempo de Cristo hasta la actualidad. Confío en
que la opinión de mis apreciables lectores que han leído hasta este punto se
haya estrechado y Ilegado a ser más definida en cuanto se refiere a su concepto
de la iglesia.
Ya que se ha puesto en claro que las iglesias
bautistas son las verdaderas iglesias novotestamentarias, divinamente
perpetuadas a través de las edades. sigamos adelante para indagar tocante a la
misión de la iglesia en el mundo. El mundo tiene muchos conceptos
erróneos tocante al propósito de la existencia de una iglesia. Los que
pertenecen a las diferentes así-llamadas iglesias participan en muchas de estas
ideas erróneas, u en algunos casos bautistas también han Ilegado a tener una
idea pervertida tocante a la función propia de una iglesia. No es raro ver en
los periódicos u diarios de hoy día el cargo atrevido de que las iglesias han
“fracasado.” Por esto quieren decir que algunas iglesias han fracasado conforme
hayan sido medidas por la norma que algún individuo o grupo de individuos haya
establecido. consideremos por unos momentos algunos de los conceptos erróneos
que se sostienen comúnmente tocante al propósito de una iglesia.
Conforme lo conciben algunos, UNA IGLESIA DEBE
OCUPARSE PRINCIPALENTE EN LA OBRA DE CIVILIZACION. En la proporción en que las
iglesias ayudan a la nación en su adelanto en las artes y ciencias de la
civilización, la opinión referente a ellas es, que han tenido éxito. Esta idea
prevalece especialmente en lo que se refiere a los esfuerzos cristianos que se
hagan en los campos misioneros foráneos. Si se consigue que los paganos se
vistan decentemente, y que observen las reglas de limpieza y sanidad, y adopten
las costumbres y modales de las naciones civilizadas, muy a menudo se piensa
que el misionero ha sido un gran éxito.
Pero, como en seguida trataremos de probar, el
civilizar no es el asunto primario de las iglesias. Cuando sucede en el campo
misionero que el motivo dominante Ilega a ser el de civilizar. entonces las
labores los obreros en ese campo son un fracaso desde el punto de vista de la
misión verdadera de la iglesia.
Entonces existe entre algunos la idea que LA IGLESIA
ES COMO UN CLUB. Se teme que algunos miren la membresía en la iglesia
como casi lo mismo que la membresía en algún club u organización
fraternal.
La obra de la iglesia en ese caso Ilega a ser una
clase de diversión gustosa, y les parece ser una cosa muy gentil y respetable
ser miembro de una iglesia, y más aun cuando esa iglesia sea una de elegancia
que incluya en su membresía algunas de las personas altas de la sociedad ambiental.
Pero tocante a esta idea se puede decir que si una
iglesia está meramente a la par de los clubes, las logias, las sociedades y
otras tales organizaciones, poco tiene para justificar su existencia aparte.
También los hay que mantienen EL IDEAL SOCIAL Y
HUMANITARIO PARA LA IGLESIA. Para ellos, la
preocupación principal de la iglesia no debe ser la preparación del alma
individual para vida en la eternidad más allá, sino la transformación de la
sociedad entera, hasta que este mundo Ilegue a ser una mejor morada para el
hombre, durante esta vida presente. El énfasis principal no es en el “más allá,”
sino en el “ahora.” Con el propósito de abocar los ideales que tienen a
la vista, ellos insisten en que la iglesia participe en toda clase de proyectos
humanitarios; que trate los asuntos de la política y la legislación, y que
prepare un programa ambicioso de servicio social y de reforma. Para aquellos
que tienen este concepto, al paso que se Ileven a cabo sus ideas, las iglesias
tratan cada vez menos de lo espiritual y cada vez más de lo material. Son estos
los que abogan a favor de una iglesia “institucional.” donde, como lo explica
cierto escritor, se le ofrece cualquier cosa, desde un sermón hasta un
emparedado. Dentro de los edificios o capillas de tales iglesias. las
facilidades recreacionales son prominentes. Tienen piscinas de natación,
salas de lectura, baños de ducha, aparatos de gimnasio, salas sociales, etc.
Muy a menudo se sirve una cena desde la cocina de la iglesia en ciertas noches
de cada semana, a tanto por plato. Constantemente se proyectan toda clase de
programas sociales. Resulta que el edificio de la iglesia se ocupa de tal
manera que la gente lo mira como un lugar sólo para divertirse uno.
Si Cristo entrara
hoy día en algunas capillas, estoy seguro que El sacaría fuera muchas de las
cosas que se encuentran en ellas. Volcaría y echaría fuera los aparatos de
gimnasio, los proyectores de cine y otros aparejos de diversión, lo mismo como
volcó las mesas de los cambistas en otro tiempo y echó fuera a los que
descercaban y profanaban el templo. Sus palabras dirigidas a aquellos que
descercan y seculanzan los lugares de adoración hoy día serían las mismas que
dirigió a la misma clase de malhechores de aquel tiempo, cuando dijo: “Escrito
está: Mi casa, casa de oración será Ilamada.” ¿Acaso hay algún motivo para
pensar que Jesús miraría hoy día a la secularización de la casa de adoración
con más complacencia que hace dos mil años? Aquellos que meten toda clase de
cosas seculares bajo el techo de la capilla, siguen precisamente en las huellas
de los judíos que Jesús sacó fuera del templo.
Tocante al concepto
que hace de la iglesia una organización cuya preocupación primaria es el
mejoramiento de las condiciones sociales y materiales de la humanidad, se puede
decir que está completamente desviado de la verdad tocante a la verdadera
misión de la iglesia. Es cierto que las condiciones sociales se mejoran siempre
en donde se predica el evangelio y las iglesias florecen. Las grandes reformas
morales en su mayoría han tenido su génesis (comienzo) entre la gente
cristiana, pero estas cosas deben ser consideradas meramente como productos
secundarios de la actividad e influencia de la iglesia, y no como cosas de
primordial preocupación.
Tocante al asunto de
la misión de la iglesia, cuando existen tantas ideas divergentes, ¿a dónde
vamos a ir por la verdad tocante al mismo? Hay un solo lugar a donde ir - AL
NUEVO TESTAMENTO. No es una cuestión de lo que Fulano o Sutano piense
tocante a lo que la iglesia debe ser, o en cuales cosas debiera participar.
Es una cuestión del por qué haya fundado Su iglesia el Señor Jesucristo, y
cuáles son las órdenes que El la dejó para cumplir. De veras es una cosa
rara que los hombres se desvíen tocante a la misión de la iglesia, cuando tan
claramente está declarada en las propias palabras de El.
El que los
bautistas yerren en lo que se refiere a su misión, es inexcusable. Otras
denominaciones, sectas, y así-llamadas iglesias pueden participar en las cosas
mencionadas, y pueden hacer que sus proyectos humanos sean su preocupación
principal si así lo deseen, sin exponerse a una censura tan estricta, porque no
tienen ninguna comisión ni órdenes de Cristo. El no es responsable por
su existencia ni son ellas responsables en el cumplimiento de la comisión que
El había dado siglos antes del nacimiento de ellas. Pero los bautistas si son
responsables, porque fue a una iglesia bautista que el Señor Jesucristo dio Su
comisión. Esta comisión resuelve para siempre la cuestión tocante al propósito
para que exista una iglesia, pues claramente está definida en ella su misión y
propósito. Algunos, sin duda, pensarán que este servidor es muy “estrecho,” por
decir que la gran comisión es una comisión bautista, pero aunque lo sea o que
no lo sea, es la verdad. Este libro entero hasta este punto, es una prueba de
este hecho. Un bien conocido redactor hace poco tiempo expresó la verdad que
este servidor ha estado tratando de transmitir, en las siguientes palabras:
“Esta comisión no fue dada a nadie sino solamente a bautistas. Todos los
presentes eran bautistas, porque habían sido bautizados por Juan, o por los
doce, todos los cuales habían sido bautizados por Juan el Bautista. Fue dada a
ellos, no en calidad de pastores, o individuos, sino de una iglesia, pues debía
ser obedecida hasta el fin de la época, y ninguno de ellos viviría tan largo
tiempo. Pero el Maestro había prometido que la iglesia que El fundó no sería
destruida por las puertas del Hades (Mateo 16: 18); y a esa iglesia y a otras,
fundadas a través de las labores misioneras de ella, el Maestro dio esta
comisión mundial y duradera hasta el fin de la época. No se incluyen ni
infantes, ni inquiridores, ni los que estén de probación, ni pecadores, ni
prosélites, ni nadie sino solamente discípulos, o sea cristianos, están
incluídos por el Maestro en sus órdenes de bautizarse. Esta comisión fue dada a
bautistas, pues cada uno de los presentes era un bautista. Es un mandato muy
terminante, el de hacer cristianos, por medio de predicarles el evangelio, y
seguidamente hacerles bautistas, dándoles bautismo bautista, porque esa fue la
única clase de bautismo que existía en el tiempo cuando la comisión fue dada.
Nadie sino solamente los bautistas pueden obedecer esta comisión, porque nadie
sino solamente ellos tiene la clase de bautismo, al cual Jesús mandó que los
cristianos se sometieran. Y nadie más puede hacer lo que esta comisión manda, a
saber, hacer que los discípulos sean bautistas, dándoles bautismo
bautista.
Y ahora examinemos
la comisión que Jesús dio a Su iglesia, y analizémosla por unos momentos.
Reza así: ‘%r tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones. baurizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado.” He aquí la misión de la
iglesia. Nada menos que esto, y nada más debe ser incluído en su programa. En
las palabras del siguiente comentario: “Eso ha de ser el horizonte de nuestra
visión y el Iímite de nuestra tarea.” Nótese bien lo que se incluye en la
comisión:
1. CRISTIANIZAR A
LOS HOMBRES
Esa es la primera
cosa, la primaria y la más importante - hacer discípulos, o sea cristianos. Un
estudio de la comisión en el idioma original mostrará que el énfasis, el
hincapié, es en hacer discípulos. En los asuntos eclesiásticos y
denominacionales, cuando los proyectos mayores son centrados en educación, en
hospitales, en orfanatorios o en cualquier otra cosa no obstante lo digno que
sea, vamos en contra de la gran comisión. La comisión pone en primer lugar
hacer discípulos. Estos se hacen mediante la predicación del evangelio a los
perdidos. Es el evangelio lo que hace a Cristo del conocimiento de los hombres.
Al escuchar el evangelio y recibirle a El como su Salvador personal. Ilegan a
ser hijos de Dios. Juan 1:12 dice: “A todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” La
preocupación primordial de cada iglesia verdadera debe ser la conquista de las
almas. Para cumplir la comisión se requiere que cada iglesia sea intensamente
misionera, tanto para con los perdidos del vecindario inmediato donde la
iglesia está ubicada como también para con los perdidos de lo ultimo de la
tierra. Muy a menudo sucede que la construcción de una “planta” Ilega a ser, en
su pensamiento, como lo primordial, o la consecución de un reconocimiento
social, o alguna otra cosa diferente a lo que el Maestro enfatizó. Repito, que
la primera tarea dada por el Señor resucitado es, de hacer cristianos. Esto
siempre tiene que ser primero, antes del bautismo e indoctrinación. En San Juan
4:1 se nos da el ejemplo de Jesús en este punto, donde precisamente se nos dice
que Jesús hizo discípulos antes de que los bautizara. Aquellos que bautizan a
infantes, y los que bautizan para ayudar a que se hagan discípulos, están
plenamente en oposición, tanto con el precepto como también con el ejemplo del
Maestro, como también lo son de igual manera aquellos que reciben “candidatos
en prueba,” tratando de indoctrinarles antes de que se hagan discípulos.
Conforme se ha indicado más antes en este capítulo, la comisión es una comisión
bautista. En ella la salvación se coloca antes del bautismo y de la membresía
en la iglesia.
Y no solo es que
fue dada únicamente a los bautistas; es obedecida únicamente •r ellos. Porque
hay que tener en mente la declaración hecha anteriormente, a saber: “Las
iglesias bautistas son las únicas iglesias en la tierra que requieren que una
persona profese ser salva antes de que se una con la iglesia o de que se
bautize.”
Pero examinemos
ahora la comisión en la parte que sigue, y veremos que la segunda parte de esta
triple comisión es un mandato para
HACER QUE LOS
CRISTIANOS SE HAGAN BAUTISTAS.
Hemos de hacer
cristianos de los hombres, predicándoles el mensaje de salvación por fe en
Cristo, y seguidamente hemos de hacer bautistas de aquellos mismos cristianos,
bautizándoles conforme a las órdenes de El: “Bautízándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Mientras que la orden de hacer
discípulos toma el lugar de primacía en la comisión, el mandato de hacer
bautistas es de igual manera obligatorio y válido para nosotros. Los hay
quienes censuran a los bautistas, alegando que estos ponen demasiado énfasis en
el bautismo. Esta critica está completamente injustificada, porque los
bautistas colocan el bautismo exactamente donde el Maestro lo puso en la
comisión. Los bautistas mantienen que éste nunca debe preceder a la salvación
sino al contrario, que debe en cada caso celebrarse después. No creen que están
autorizados a limitarse a hacer discípulos, porque sus órdenes rezan:
“bautizándolos;” y conforme su entendimiento, no tienen el derecho de
cambiarlas.
La tercera parte de
la comisión es tan explícita como las otras partes. Esta manda la
INDOCTRINACION DE
LOS BAUTISTAS
Se lee así:
“...enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” “Todas las
cosas” significa toda enseñanza de Jesús que se encuentra en el Nuevo
Testamento, tal como por ejemplo, la enseñanza tocante a la ordenanza de la cena
del Señor, la seguridad del creyente y la mayordomía. El separar algunos de Sus
enseñanzas en un grupo aparte y calificarlas de “no-esenciales” y dejar de
enseñarlas es violar Su mandato. Es un hecho lamentable que la mayor parte de
las denominaciones hacen caso omiso de las dos terceras partes de la comisión y
solamente toman nota de la parte que se refiere a hacer discípulos. Estas
presumen, incorrectamente por supuesto, que la comisión fue dada a ellas lo
mismo como también a los bautistas, y seguidamente muestran su inaptitud para
ser custodios del encomiendo sagrado de Cristo, cortándole las dos terceras
partes de la comisión lo relativo a la inmersión y a enseñar todas las cosas
que El mandó. Los bautistas son absolutamente el único pueblo que está dispuesto
a cumplir todas las tres partes de la comisión.
Sucede muy a menudo
en el día de hoy, que lo que comúnmente se conoce por el término de “educación
cristiana,” se trata de justificar y se enseña. haciendo uso de la última
cláusula de la comisión. Esto pudiera ser el resultado, o de una exégesis
errónea, o de una mala interpretación voluntaria de las Escrituras. Este pasaje
no se puede interpretar correctamente en el sentido de referirse a la enseñanza
de historia, matemática, biología, sicología y otras, como estas se están
enseñando en las escuelas denominacionales. Jesús dijo, “Todas las cosas que os
he mandado.” La educación cristiana, en el sentido más correcto, es la
educación en las cosas de la Palabra de Dios. Esa es la única educación autorizada
en la comisión. Muchos buenos argumentos se pueden hacer a favor de las
escuelas cristianas, pero el punto que este servidor quiere enfatizar es, que
éstas no estan autorizadas en la gran comisión.
La última cláusula
de la comisión coloca sobre las iglesias bautistas la responsabilidad de
enseñar e indoctrinar a todos los que se salvan y se añaden a la iglesia. No se
debe hacer caso omiso ni desconocer a ninguna enseñanza de Cristo, sino que
toda doctrina ha de ser enseñada, no obstante cuántos cargos se le hagan de ser
“estrecho,” o cuán desagradable resulte ser para aquellos que minimizan ciertas
enseñanzas de Cristo, so pretexto de ser “no-esenciales.”
Este capítulo será
clausurada con una breve reseña de las cosas antes dichas.
¿CUAL ES LA MISION
DE LA IGLESIA QUE JESUS EDIFICO?
No es la que el
mundo se le asigna, como se publica en la prensa, y se concibe por parte de
algunas iglesias. No es la civilización de la humanidad, no es una reforma
social r moral, no es la elevación ni física ni intelectual ni social de la
raza humana - excepto en lo que resulte de por sí como un producto secundario
de la cristiandad. Mas la misión de la iglesia es la que fue dada por su
fundador, Jesucristo, en la gran comisión, a saber, hacer cristianos,
inmergirlos, e indoctrinarlos. O, para ser más explícito, el programa divino
para la iglesia es el siguiente: Predicar el evangelio a todo ser humano que
vive en este mundo; bautizar a los que aceptan la salvación gratuita en Cristo;
y seguidamente enseñar a los salvados y bautizados hasta que conozcan los
mandatos de Cristo v hasta que Su voluntad se exprese a través de esas vidas
redimidas para con el mundo.
“Los bautistas
dieron las misiones modernas al mundo. L’ cada misionero de cada denominación
está siguiendo el ejemplo de los bautistas.
“EI hecho de que se
les permite a otras denominaciones a creer y adorar como gustan. se debe a la
sangre L’ lágrimas de los bautistas.
‘Nadie puede citar
instancia alguno en la historia en donde los bautistas hayan perseguido a
alguien por motivo de conciencia. ”
-
J. W. Porter, en “Observaciones Casuales.”